Iba a continuar con la serie de contenidos dedicada a los disruptores
hormonales…no pensaba intervenir con mis reflexiones y crítica en cuanto a la
gestión del COVID-19. Los últimos días mí vaso de paciencia ha rebasado con
tanta tontería y el agua ha llegado hasta aquí.
¡Ahí va el Ebro!
No paro de escuchar que vivimos en un estado de derecho, como si
repitiéndolo mil veces tuviéramos que creerlo…no obstante, en mí cabeza aparece
este pensamiento:
Si esto es un estado de
derecho, anda muy torcido.
En la tele no dejan de mentar a China como un modelo de gestión de la
crisis del COVID-19, un país referente del totalitarismo, censurador y
represor.
Al mismo tiempo mis ojos me comunican una puesta en escena que no
identifico con una democracia: un comité técnico integrado por mandos
militares, un mando de la policía y algún representante político del gobierno,
hasta en desventaja numérica.
¿Es esto un comité técnico
para luchar contra una pandemia?
Hasta hace poco creía que
las enfermedades las curaban los investigadores y los médicos, no las balas ni
las porras.
He escuchado atónito algunas ruedas de prensa del comité técnico, alucinado.
Lo máximo, las anécdotas de los diferentes mandos en cuanto a individuos que se
saltaban el confinamiento y etc. Ya no sabía si aquello era real, si estaba
despierto o teniendo una pesadilla.
¿En serio en este escenario
dramático tenía cabida una información naïf?
¿Era el lugar y momento
apropiado?
No sé, si la intención era representar sainetes con el objeto de quitar
carga de tensión dramática y rellenar tiempo, la próxima vez con un buen
humorista, un clown, o un trapecista, seguro que se sube más el ánimo a la
tropa.
Ya lo último que escuché, la declaración en rueda de prensa del jefe de
Estado Mayor de la Guardia Civil:
“Minimizar ese clima
contrario a la gestión de crisis por parte del gobierno”
De verdad, la sobriedad militar, el estar en un segundo plano en estos
momentos, vestiría mejor una democracia.
Sea como fuere, este es un gobierno, dicen, de “izquierdas”. Quizá esté
equivocado pero siento un olor a naftalina, como al rancio lúgubre y agrio de
un baúl con telarañas que, de repente, se abre de sopetón haciendo chirriar las
bisagras.
Al otro lado del ring, algún exministro y otros personajes de la derecha
con actitud benévola hacía los ciudadanos, con discurso escorado a la
izquierda. Quizá estén deseosos y muertos de envidia por no estar al mando de
esta oportunidad histórica que ofrece el estado de alarma.
Les sale bien el papel…otra
cosa es ser tan ingenuos como para creerlos.
Mientras acontecen las deprimentes noticias y los diferentes episodios de vergüenza
ajena en la gestión del COVID-19, M. Rajoy muestra fugazmente sus habilidades
psicomotrices en la calle.
La influencia de los Monty Python en el humor
sigue vigente.
¡Delirante aquel Ministerio de los Andares Tontos!
Echadle un ojo en youtube.
Muchos políticos desaparecidos de la escena pública que siguen cobrando un
pastizal…
¿No eran los sanitarios y
los investigadores los que curaban?
Caigo en la cuenta de la gran suerte de los políticos importantes que están
activos.
¿Alguno llegó a ingresar en
la UCI?
¿Murió alguno en España u
otro país europeo?
Y eso que abundan los
mayorcitos…caramba
¡Que rara es la vida!
Es lo que tiene el COVID-19
cuando te tratan adecuadamente la primera semana de enfermar.
Pagando su
incapacidad, su culpa
El COVID-19 es del año pasado (de ahí el 19).
SI ¡DEL 2019!
Nadie preparó el sistema sanitario, ni tampoco el anémico músculo de la
investigación. Un sistema sanitario raquítico por la gestión crápula continuada
de unos políticos al servicio de los intereses privados.
Durante meses los políticos no escucharon, no reaccionaron y así nos ha
ido. Una de tantas ocasiones en las que nos toca pagar a los de siempre su
incapacidad, su temeridad, su ignorancia, su irresponsabilidad, su
incompetencia.
Los mismos políticos,
estatales y autonómicos, salen por la tele solemnes, serios y hasta amenazantes,
apelando a la “responsabilidad, solidaridad”…ellos ¡Nos sermonean ELLOS!
Almidonados, con sus trajes flamantes y peinados impecables tal cual
empresarios de postín, con la expresión facial inmutable; no reconozco ninguna
muestra o mueca de afectación, fríos ante la gran tragedia en la que participan
como protagonistas…pero sin mancharse
las manos con los enfermos ¡Por supuesto!
Cualquiera en esa situación, el más templado, denotaría una huella de pesar
en los ojos, en la cara.
Esto ya nos dice mucho.
No se han hecho con el control de los laboratorios privados. Vemos que
siguen sin arremangarse para convertir el país en una máquina de hacer pruebas
fiables, para ver la incidencia, la prevalencia y la inmunidad del COVID-19.
Un estado de alarma curioso,
aplicado excéntricamente.
Así, mientras unos no trabajan ni cobran, otros se pueden lucrar con las
pruebas privadas gracias a la deficiencia del sistema sanitario público que no
las hace ni por asomo en la medida que la situación dramática exige.
En el éxtasis del drama, las cifras dispares de muertos.
¿También en esto hay
contabilidad B?
Tenemos los muertos del hospital diagnosticados de COVID-19. Y después,
aquellos que murieron fuera del hospital, registrados a través de la vía
funeraria…de estos, algunos fueron diagnosticados de COVID-19 y otros no. Los muertos
de las funerarias, después de semanas, ahora están pensando en tenerlos en
cuenta ¿Reminiscencias de una peli de los hermanos Marx? “La parte contratante
de la primera parte…”
En una situación como esta
¿Nadie había pensado antes
en centralizar toda la información de defunciones en un único registro?
¿No se habían preocupado de
certificar la causa real de cada muerte?
No vayamos a pedir peras al algarrobo.
La otra parte de la peli, los pregoneros, nos muestran unos gráficos con la
evolución temporal de muertos por COVID-19…yo ya me perdí, me explota la cabeza
¿Cuáles? ¿Los del hospital? ¿Los del hospital más los de las funerarias con o
sin diagnóstico? ¿Los del hospital más los de las funerarias con diagnóstico?
¿Hasta qué punto esos datos
representan la realidad de forma fidedigna?
Llevo días y días escuchando diferentes periodistas en televisiones
públicas y privadas presentando los gráficos de evolución temporal de muertes y
¡HABLAN SIN PARAR DE TENDENCIA!
cuando en el gráfico tan solo aparece una evolución temporal de las muertes.
¡NO SEAMOS FURROS!
¡No se ha calculado
estadísticamente la línea de la tendencia!
Los
olvidados
Son los enfermos crónicos que ya padecían por ejemplo problemas coronarios
(trombosis, ictus, problemas de corazón, etc.), de azúcar, los que sufrían
lesiones degenerativas con dolor neuropático, los afectados por síndromes de
sensibilización central, etc.
Son una gran mayoría (no olvidemos que la gente mayor abunda en el país)
que ya vivían antes del COVID-19 en un equilibrio precario, con una calidad de
vida de mala a peor.
Necesitaban hacer ejercicio,
caminar regularmente, PARA SEGUIR VIVIENDO.
El sin sentido de unos políticos que no están a la altura condena a sufrir
a estos enfermos un empeoramiento mayor de su salud.
Me pregunto:
¿Cuántos enfermos coronarios
han muerto durante el confinamiento?
¿Cuántas personas han
padecido un infarto, una trombosis, un ictus durante el confinamiento?
¿Hasta adonde habrá llegado
su empeoramiento?
Seguro hay material para que un investigador aguerrido compare los
resultados de estos meses con los históricos de los mismos meses correspondientes
a años anteriores y les saque los colores a los políticos.
Aquellos que sufren un grado 3-4 de SQM machacados con los químicos que se
están utilizando generosamente. Los enfermos de SQM que aún podían valerse de sí
mismos para escapar a zonas blancas con poca exposición de tóxicos y así poder tener
un respiro del sufrimiento, desde el confinamiento ya no disponen de esta posibilidad.
Los que son electrohipersensibles (ELHS), más calcinados que nunca con
todos los wi-fi posibles e inimaginables radiando como nunca, sin poder huir de
casa a un lugar con pocas ondas durantes unos minutos; inmersos en el terror de
síntomas.
Los que padecen fibromialgia (SFM) y fatiga crónica (SFC), más lesiones
neuropáticas, sumidos en el dolor, sin poder minimizar los síntomas haciendo
ejercicio moderado…CAMINAR.
Los que coleccionan los 3 síndromes (SQM, SFM, SFC Y ELHS) más las
patologías asociadas ¡Que difícil debe ser agarrarse a la vida estos días!
buscar algún sentido desde los cerebros embotados, con todo el impacto a nivel
cognitivo, de dolor, de acúfenos, etc..
Toooodos los que aún podían
salir de casa antes del COVID-19, necesitaban hacerlo cada día por salud, su
vida pendía de un hilo y la ínfima calidad de vida también.
¡Nadie tuvo ni tiene empatía
ni sensibilidad para con ellos!
Otros
países, avanzados
Uno intenta ver poco la tele, lo justo para no dejarse enredar demasiado o apenas
nada. Lo que sea con tal de no entrar en cólera. Sin embargo, aun así acabo
enterándome de que el grado de confinamiento en países como Holanda o Francia,
avanzados, ha sido racional.
Otros países europeos tomaron medidas y al mismo tiempo dejaron salir
mínimamente a las personas al aire libre.
Lógico, de sentido común, de
sentido de la medida, inteligente y razonable.
Esta pequeña válvula de escape es acertada en múltiples direcciones a mí
entender. Por ejemplo, puede permitir que los ciudadanos resistan mejor una
situación de confinamiento larga.
Las cifras de muertos en Francia y Holanda son bastante inferiores a las de
España, a pesar de dejar salir un mínimo diario a la gente. Algo no me cuadra.
¿Por qué convertir toda
España en algo más parecido a un campo de concentración que a un país
democrático durante semanas y semanas?
Polis persiguiendo a la gente, reprimiendo y sancionando con desproporción
económica de forma generalizada, al menor escape insignificante.
¿Por qué?
¿Se trata de seguir fieles a
aquel mantra patrio del sufrimiento penitente?
¿La reserva espiritual de
occidente?
¿Qué culpa tenemos que
expiar?
No sé qué habremos hecho los
ciudadanos de este país para que nos toquen siempre políticos que son una
calamidad.
Hasta hace poco ni se barajaba seriamente poner fecha para dejar salir a
los niños y con esta circunstancia asistimos a otra muestra de la calidad de la
materia gris (en principio, sólo lo iban a permitir para acompañar a los padres
a COMPRAR). De nuevo fue la crítica la que provocó un giro, una rectificación…el
rumbo a remolque de otros. La improvisación en la música está muy bien, en el
timón de un barco es una catástrofe.
No se prevé salir a los ancianos, ni a ningún enfermo (aparte de autistas y
enfermos terminales). Solo se puede ir al yugo, a trabajar…
Hablan de mayo…como esperanza que no aseguran, esperanza que semana a
semana han ido sembrando para verla desaparecer al poco como una utopía en el
horizonte. Hablan de meses de restricciones. Al principio eran un par de
semanas de confinamiento, ahora ni vemos la luz al final del túnel.
Oigo propuestas de condiciones, que convertidas a medidas considero como totalitarias.
¿Piensan obligarnos a
utilizar aplicaciones de móvil para monitorizar nuestros movimientos?
¿Una aplicación como pasaporte
para moverse?
Esto, ciertamente, puede colisionar con derechos y libertades. Es más ¿Qué
pasa con el que no tiene móvil? o ¿Quién no tiene un móvil capaz de albergar
esas aplicaciones? ¿Quién no es competente para instalar esa tecnología en su
móvil que sólo usa para llamar o que lo llamen? Y ¿Quién padece Electrohipersensibilidad?
¿A quién beneficia esto?
La tele nos sigue metiendo con cucharada sopera las imágenes de aplicación
desmesurada de tóxicos en espacios públicos (al aire libre). Los periodistas apoyando
sin fisuras esa desproporción no exenta de riesgos para la salud y el medio
ambiente, sin documentarse como deberían, cómo viene siendo habitual. Ni ellos
ni nadie nos informa sobre qué productos se utilizan.
¿Cuántos enfermos de SQM se
van a crear?
Un microorganismo como el
COVID-19 con esta capacidad de propagación
¿Tiene algún sentido real,
de eficacia científicamente demostrada llenar masivamente las calles de tóxicos
para luchar contra el COVID-19?
Estos productos
¿No pueden, entre otros,
alterar nuestras defensas, nuestro sistema inmune?
Sopesando los pros y contras
en una balanza
¿No será peor el remedio que
la enfermedad?
Pienso por un momento en un invertebrado, una cucaracha, un mosquito…aun
siendo más fácil de erradicar que un virus, cuando se intenta eliminar un
invertebrado hasta su desaparición de grandes áreas, es del todo imposible.
Cuanto más un minúsculo microorganismo como el COVID-19 que utiliza el cuerpo
humano como alojamiento VITAL y que muere en pocas horas estando al aire libre
si no logra penetrar en ninguna persona.
¿Me tiene que parecer
inteligente y sana toda esta aplicación masiva de tóxicos al aire libre en
pueblos y ciudades?
Lo siento, no lo entiendo,
no doy para más.
Y nada, las medidas salen de la boca del periodista que nos dice que las
aconseja un experto…pero no escucho al experto, tampoco veo su nombre y cuando
escuetamente sale alguno no veo en que se basa (artículo científico, manual
científico, etc.).
Los
borregos
Hacer pasar las ovejas al redil diría que nunca fue más fácil en la
historia. No les ha costado apenas nada. Amansados por los medios de
información, metidos en nuestras jaulas, la reacción social se ha limitado a
los aplausos a los sanitarios.
Pues muy bien, genial esto
de felicitar a los sanitarios…pero ¿Ya está? ¿Ahí acaba todo?
¿Ninguna asociación alza la
voz para forzar a que nos dejen una mínima válvula de escape?
La situación de los enfermos
crónicos es desesperada
¿DONDE ESTÁN LAS
ASOCIACIONES?
¿DONDE ESTÁ LA VOZ DE LOS
POLÍTICOS DE LA OPOSICIÓN?
Inaudito que las asociaciones de enfermos de SFM-SFC, SQM y ELHS no estén
presentando batalla legal o mediática, conociendo de primera mano que los
enfermos viven una tragedia diaria ahora más que nunca.
¿Por qué no exigen que se
les deje salir cada día de casa al menos 1 hora de casa?
¿Por qué no toman medidas
jurídicas?
¿No defendían el DERECHO A
LA SALUD para estos enfermos continuamente maltratados por la administración?
Esta crisis
también la pagamos nosotros
Otra barra libre, otra sangría en marcha. Los autónomos, los de ETTs, los
que no tienen trabajo...¡Era un estado
de alarma! ¡Imprevisible!
El collar del perro se debe
apretar de tal forma que el can no recupere las fuerzas y muerda a quién lo
castiga.
Algún líder progre ya lo decía bien clarito últimamente; no eran comunistas..me sonó a Déjà vu, a
aquel “¡Marxistas no, socialistas!”
de finales de los 70s.
No nos confundamos. Limaron el lenguaje, el tono, se peinaban mejor, cambiaron
la indumentaria.
¿No los vimos venir?
Ya estaban en otro
nivel…ahora son casta, parte del problema.
Los niños
Estos días me explicaba la gente cercana historias de niños que lloran. No
entienden esta situación, encerrados día tras día…la vida está fuera.
Hemos llegado a ese punto,
los niños son más sabios que nosotros.
No se puede ser tan indulgente, no se puede ser tan manso.
¿Por qué no empezamos a
salir con las cazuelas para expresar nuestro cabreo cada día?
Ahora todos tenemos TIEEEMPO
de sobras para protestar y eso no cuesta dinero.
La próxima entrada será un nuevo capítulo de los disruptores hormonales. Todavía queda mecha para tiempo, esto ha sido un inciso.
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