domingo, 7 de marzo de 2021

El polvo del Sáhara

 

La culpa de la contaminación de los últimos días es el polvo del Sáhara.

No son las industrias, no son los coches, ni la estupidez humana.

 

Repetid conmigo:

Es el polvo del Sáhara.

¿El polvo del Sáhara? Lo peor.

 

En TV3 los de la previsión meteorológica han ido narrando sin parar a lo largo de días y días esto de los niveles altos de contaminación debido al fastidioso viento del sur que arrastra el polvo del Sáhara. El paisaje estaba enturbiado, la visibilidad era muy mala y los que tienen problemas pulmonares u otros relacionados con la contaminación lo han notado a base de bien. Con las precipitaciones (lluvia y nieve) notamos que el suelo quedaba manchado de ese polvo.

 

Ya es mala leche la del polvo del Sáhara venir desde tan lejos, a 2000 kilómetros de distancia, atravesando el mar y todo, hasta Catalunya. Pero si siempre ha habido gente en el Sáhara, conviviendo incluso con las tormentas de arena y manteniéndose saludables.

 

¿Es tan malo el polvo del Sáhara?

 

No sé, los saharauis se mueren antes de tiempo…pero ¡Ay no! que es por la represión de los marroquíes y la connivencia de los países occidentales. Entonces ¿Por qué es tan malo el polvo del Sáhara?

 

El polvo del Sáhara no venía solo, se había buscado un colega, el Cesio 137, un residuo radioactivo. El cesio 137 se origina a través de una fisión nuclear, básicamente a partir de la explosión de una bomba nuclear o de la actividad de un reactor en una central nuclear. Los que han confirmado el hallazgo en esta ocasión han sido los de la Asociación ACRO (Asociación Francesa por el Control de la Radioactividad en el Oeste) aunque es algo que diferentes muestreos de diferentes latitudes habían reflejado desde años atrás.

 

ACRO relaciona la aparición del Cesio 137 con los ensayos nucleares que Francia realizó en el desierto argelino durante la década de los 60…otro ejemplo más de la persistencia de las subnormalidades de la especie inteligente.

 

Eso sí, nos dicen que no nos preocupemos, son niveles muy bajos que no nos harán daño, el cuento habitual. Todo es inocuo, siempre, la creciente incidencia del cáncer y otras enfermedades emergentes es mala suerte.

 

Mi forma de entender la vida me obliga a encender la alarma cuando noto que intentan bombardearme repetitivamente con una argumentación y además veo que son pesados hasta la saciedad no en un canal de televisión sino en varios a la vez, y en periódicos, radios, etc. Entonces igual que les ocurre a otros conspiranoicos, se me posa la mosca detrás de la oreja.

 

En esta ocasión ponen el acento en el cesio 137 apuntando a la procedencia de unas pruebas nucleares de hace décadas…los autores del desaguisado o están muertos o les queda poco, y la culpa queda diluida en el tiempo. La certeza del origen del cesio 137, según la prensa y demás, son las bombas, nadie flirtea con una sombra de duda al respecto.

 

El cesio 137 también es un residuo de las centrales nucleares y lo que pasa o no pasa en el Magreb, en el norte de África, es tan transparente cómo lo pueda ser el Sáhara después de una tormenta de arena ¿Acaso no existen noticias que ilustran cómo ciertos países envían sus residuos radioactivos a África? También se sabe que Francia al acabar sus ensayos nucleares enterró los residuos en lugares secretos en Argelia que no revela ni tan siquiera al gobierno de este país. De forma que ese nivel de seguridad que vemos en el conjunto de noticias sobre el origen del cesio 137 que transporta el polvo del Sáhara…tiene margen para ser una historia incompleta.

 

Y hay más, mucho más. El cesio 137 no es el único que se sube al polvo del Sáhara. Cualquiera que use la cabeza para algo más que llevar gorra es capaz de comprender que hay infinidad de partículas contaminantes con capacidad de adherirse al polvo, o de ser transportadas simplemente por el viento. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha estudiado la composición del polvo desde hace tiempo en las islas canarias donde sufren con gravedad su impacto ambiental. Según sea el recorrido previo que haya hecho el viento por los países más cercanos del norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez) puede contener unos u otros contaminantes artificiales (metales pesados, etc.). La parte escabrosa es que el viento recoge también las partículas de centrales térmicas que funcionan con carbón o las de las refinerías petroleras…es la parte que no debe ser mencionada en los espacios periodísticos de mayor impacto social. Por suerte, todavía es factible encontrar información más profunda en el periodismo más marginal, y os dejo una noticia:

 

Verónica Pavés. 4 de marzo de 2021. Lluvias de barro y calima: no solo polvo, también cesio 137, cromo y níquel. Verde y Azul.

 

https://verdeyazul.diarioinformacion.com/lluvias-de-barro-y-calima-no-solo-polvo-tambien-cesio-137-cromo-y-niquel.html

 

Los que viven en el norte de la península Ibérica reciben además una colección más completa de contaminantes, puesto que a su paso el viento sureño cargado del polvo del Sáhara habrá ido transportando lo que haya encontrado en su camino. No olvidemos las diferentes industrias petroquímicas repartidas de la punta del sur al norte más el resto.

 

Menos enredar y más informar.

 

Se ha hecho toda la vida




Al margen de la contaminación industrial, existe la asociada al sector primario y a la de la actividad cotidiana de los ciudadanos. A eso voy.

 

¿Cuántas veces habéis escuchado esa solemne frase “Se ha hecho toda la vida”? Forma parte del costumbrismo de determinados ambientes y personas con escaso cubicaje. Es un argumento rotundo y universal de apoyo a la involución.

 

La afición de quemar la basura, los restos vegetales, los márgenes arbustivos y arbóreos, los prados y cualquier cosa es algo muy atávico, conectado a la fascinación que nuestros antepasados prehistóricos debieron sentir cuando descubrieron que podían crear fuego. Tenemos móviles, el coche eléctrico, ordenadores, Netflix y tantos y tantos ingenios tecnológicos, pero cuando observo y escucho a algunos caigo en la cuenta de que la esencia de la prehistoria nos sale a chorros por los poros. 

 

En Cataluña, la obsesión de prender fuego se manifiesta todo el año, aunque se radicaliza a lo largo de febrero y marzo, justo antes de la prohibición general de hacer fuego en terrenos forestales que entra en vigor en mitad de marzo y acaba en octubre. A los adoradores del fuego les entra el síncope, la desesperación, les sale espuma por la boca; se acaba el mundo porqué se acerca la fecha de la prohibición genérica. Entonces, supongo que presos de una especie de estado de enajenación empiezan a quemar y quemar.

 

No obstante, en realidad, la Generalitat es sobradamente generosa concediendo lo que ellos llaman autorizaciones excepcionales con las que seguir dando rienda suelta al cambio climático entre el 15 de marzo y octubre. Recuerdo el año 2014 y 2015 las quemas de márgenes y restos de poda de frutales en la plana de Lleida a lo largo de la primavera; las autorizaciones eran más habituales que excepcionales a juzgar por la actividad crematoria, repartida a lo largo de kilómetros y kilómetros cuadrados de espacios naturales. Prendían fuego y se iban a otros campos, sin visión directa de las diferentes quemas, con altas temperaturas y viento. Luego pasa lo que pasa: incendios por lo que periodistas y administraciones públicas denominan “QUEMAS CONTROLADAS”.

 

¿Cuántos incendios o conatos al año se producen por las quemas?

¿Decenas?

¿Centenares?

 

Hacer fuego, quemar, es otra de las santas e inquebrantables tradiciones, otro de los santos derechos del ibérico cejijunto. Cuando cojáis el coche estos días fijaos en el horizonte y divisaréis la infinidad de columnas de humo. Esta semana por un desplazamiento que tuve que hacer entre el Vallés y el Berguedà me quedaba atónito. Me pasmaban especialmente las enormes y anchas columnas de humo entre el Bages y Berga. Y desde hace semanas veo cómo arden prados y zonas arbustivas hasta llegar a pie de carretera y las proximidades de las construcciones humanas. Los lugareños le prenden fuego y se piran. Extraña costumbre…

 

Todos sabemos además que muchos hortelanos y demás entienden que una vez iniciada la hoguera con los restos vegetales hay que animarla echando cualquier despojo al que se le pueda echar mano: muebles tratados con derivados del petróleo, plásticos, un colchón con derivados del petróleo, y otros carcinógenos cómo los envases de biocidas, etc. Los que viváis en zonas urbanas y periurbanas con multitud de esos huertos improvisados de vallado esperpéntico a base de materiales diversos (somieres, puertas de madera, mallas de plástico, etc.) sabéis bien de lo que hablo.

 

¿No hay alternativas? Pues sí, los restos vegetales se pueden triturar y utilizarlos en jardinería, o bien hacerlos servir cómo compost. De hecho, si los restos vegetales son herbáceos existe lo que se llama el abono verde, existe una solución que tradicionalmente se ha aplicado de forma regular: mezclarlos con la tierra. En efecto, así se enriquece la tierra y no se putea la atmósfera.

 

La Generalitat de Catalunya y otras administraciones públicas hablan de sostenibilidad, de revertir el cambio climático y luego dan rienda suelta a las actitudes suicidas tan estúpidamente enraizadas en una parte de la ciudadanía que, además, proporcionalmente es una minoría del total de la sociedad. Esa actitud hipócrita de los dirigentes políticos representa una condena hacía nuestra salud y el medio ambiente, una falta de respeto a los ciudadanos que ya hoy en día lo tienen crudo por sus problemas de salud relacionados directamente con la contaminación atmosférica. Quizá tengamos fuentes de emisión de contaminantes que hoy por hoy no se puedan erradicar, no podemos evitar el polvo del Sáhara…

 

En cambio, si es factible reducir altos niveles de contaminación generados desde la inconsciencia colectiva, desde la estupidez gratuita de una parte de los ciudadanos premiada por políticos torpes y encariñados con una tendencia homicida que no beneficia a nadie, ni a ellos mismos.

 

¿Por qué no cambian su cerebro de una vez?

¿Son extraterrestres infiltrados cuya misión es acelerar el fin de la especie humana en la Tierra?

 

Iker Jiménez tendría tema para muchos programas.

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