Gósol es un pequeño pueblo del Pirineo
Catalán, situado al pie del Pedraforca, símbolo identitario por excelencia del independentismo
y el catalanismo. Un lugar de una belleza indescriptible.
Es un municipio que vive en gran
medida del turismo, que explota la singularidad de su entorno natural. No
obstante, esta calidad del entorno (el color verde) no se corresponde con la idiosincrasia
del Ayuntamiento (el color negro) a la hora de gestionar el medio ambiente.
La puerta de atrás de Gósol,
justo a las afueras, a unos 200 metros del
núcleo urbano y a unos 350 del centro del pueblo, ubica un denominado “punto municipal de recogida de residuos” y en sus inmediaciones una suerte de
vertedero público descontrolado donde todo es posible y todo está por hacer.
La gente deja los residuos que
le apetece sin que exista ningún tipo de registro de entrada ni ningún control
por parte de ningún trabajador del ayuntamiento u otra administración pública en la entrada.
No existe ningún medio de control visual para vigilar que el lugar funcione, ni
siquiera una cámara. El personal llega, lanza los residuos y después estos se tiran allí meses e incluso parte de ellos seguramente años.
La gestión por parte del Ayuntamiento de los residuos consiste en:
- Permitir que se vayan apilonando en el centro de traspaso de residuos directamente en el suelo, dentro y fuera del vallado, sin almacenarse en ningún container cómo dicta la norma técnica sobre deixalleries (año 2019) del propio Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Catalunya. Dicha norma dice lo siguiente:
- Permitir que se acumulen escombros de obras en las inmediaciones, incluidos aquellos residuos especialmente peligrosos que por ley tienen que ser manipulados, tratados y gestionados por empresas autorizadas. Hablo del fibrocemento, del amianto, un contaminante altamente peligroso para la salud.
- Permitir que se acumulen restos vegetales de todo tipo fuera de las instalaciones.
- Montar una gran hoguera amenizada con combustibles fósiles para quemar muebles, plásticos, escombros (hasta fibrocemento) y dejarla arder durante días sin vigilancia.
Detalle de todas las inmundicias que depositaron en la pila de incineración (una lamparita de jardín con su placa solar, plásticos diversos, etc.). 27-01-21
Más detalles sobre la pila de incineración (plásticos de diferentes tipos, escombros, etc.). 27-01-21
Las hogueras montadas por el personal de brigadas del ayuntamiento acaban ardiendo a su aire y este invierno ya se les escapó de las manos, extendiéndose el fuego por la ladera del torrente de La Coma en dirección a una línea de alta tensión cercana, a unos 50 metros en línea recta en su punto más próximo.
Una vez quemado todo, con la ayuda de maquinaria, se lanzan los restos de la hoguera por el torrente abajo,
jajajajaja, como si nada y la explanada de quemas está de nuevo preparada para
repetir la singular gestión de residuos.
Así, el tercermundismo de la administración pública volvió a la carga haciendo un fuego la última decena de abril, justo un viernes, y permaneció sin vigilar y humeando a lo largo del fin de semana y parte de esa semana, a pesar de que Catalunya había entrado ya en época de prohibición de fuegos por peligro de incendio, con temperaturas más altas, viento, etc.
Actualmente, el Ayuntamiento está apilonando nuevos residuos con los que repetir la operación.
Como agravantes hay diferentes que comentar:
- Los hechos se desarrollan a unos
200 metros de un espacio protegido a escala
europea, con una de las categorías más fuertes. Es una Zona de Especial
Protección de las Aves, el espacio catalogado cómo ES0000018 Prepirineo Central
Catalán, dentro del Parque Natural del Cadí-Moixeró.
- Los humos acaban llegando hasta el núcleo urbano debido a la cercanía.
- El lugar está justo a tocar de un camino rural que es hiperfrecuentado por ciclistas, senderistas, etc (turistas y vecinos del pueblo) atendiendo que conduce a la Serra del Vert y Torrentsenta y el valle es uno de los grandes atractivos naturales del municipio.
- A unos 200 metros, torrente abajo, hay unos prados donde acontecen las típicas colonias o campamentos de niños y adolescentes, justo al ladito del torrente de La Coma.
- Y a unos 800 metros por debajo, hay un albergue municipal a pie del mismo torrente de La Coma.
- A 600 metros en línea recta está el Cámping Cadí Vacances.
En invierno del 2021, una persona enferma de SQM interpuso una instancia de queja en el ayuntamiento por estos motivos, explicando su situación, el impacto en su salud de los humos generados por la quema de residuos tóxicos a la altura del caminante, los aspectos ilegales/irregulares de tal forma de proceder, etc. Desde al ayuntamiento le respondieron admitiendo los hechos. El caso es que el problema no ha cesado, siguen cometiendo los mismos actos descerebrados.
El tema del punto de recogida de residuos poco después de la instancia de queja apareció en TV3 y algún periódico catalán, saliendo un regidor municipal (Rafael López) relacionado con la industria de las energías renovables a escena. A propósito, extraña conciencia ambiental la del regidor. Curiosamente, en las diferentes noticias nada se dijo de las quemas ni de los escombros en el Torrente y etc. ¿Los periodistas no veían bien?
Con respecto a esta auténtica vergüenza me pregunto:
- ¿Qué hacen los agentes rurales?
- ¿Qué hacen los mossos d’esquadra?
- ¿Qué hace la agencia catalana de residuos? Claro, ya lo dice el nombre: agencia catalana de “residuos”.
Entiendo que los cargos políticos, los funcionarios, ven la tele y leen los periódicos...más de uno habrá visto cómo estaba el patio en las noticias de TV3 y los diferentes diarios. También estuvieron circulando por Gósol los diferentes cuerpos de agentes de autoridad con bastante frecuencia durante el confinamiento ¿Acaso el ciudadano tiene que hacerles llegar una instancia para que se den oficialmente por enterados? ¿Parte de su trabajo no es estar al tanto de irregularidades e ilegalidades?
El consejero del Departamento
de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, Damià Clavet, habla mucho de
sostenibilidad y no para con su ofensiva de implantar sus proyectos de energía
renovable a saco. Se envuelve en las palabras sostenible, cambio climático,
medio ambiente…pero luego, todos los catalanes sufrimos estas demostraciones de
país anclado en el pasado que se niega a mejorar por culpa de ellos, los de
arriba.
Realmente, pilotando la nave
pública tenemos verdaderos incapaces que, aunque alguien les informe de que están
jodiendo nuestro futuro y el de las próximas generaciones, siguen con su obcecada
estupidez. Les da igual si es legal o ilegal, si es nocivo o no para la salud y
el medio ambiente. Quieren hacer las cosas mal porqué les da la gana, siempre
se ha hecho así, de toda la vida. Pobrecicos, porqué no les dejan poner una
central nuclear o enterrar los residuos nucleares de Fukushima en el punto de
recogida de residuos de Gósol que sino…unos cuantos euros, anda que no les iban
a ir bien.
El turista inteligente, el que
busca calidad, sabrá ver donde le conviene o no ir. El que tanto le da Lloret
de mar cómo el Salou del Pirineo ya le parece todo bien, lástima que estos sean
mayoría.
En el fondo, me duele por el
burro catalán, porqué el animal de cuatro patas no tiene ninguna culpa de nada,
pero los que somos diferentes sentimos una indigestión terrible. Y lo que es peor,
cómo en este guateque todos son amiguetes, los de la Generalitat están ausentes,
pero es que los organismos estatales tampoco parece que vayan a mojarse las
manos en nada (tú miras para allí y yo para allá). Da completamente igual la
legislación autonómica, la estatal, la europea y la del coño de su prima.
Moraleja: Si sois enfermos de SQM en Catalunya no seréis respetados.
Id pensando en emigrar porqué aquí difícilmente alguna administración pública sentirá
empatía y sensibilidad por vosotros, justamente lo contrario. Y si queréis
estar sanos, esto no es el norte.
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