martes, 29 de agosto de 2023

INTEGRISTAS DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL

 


Años atrás nos horrorizábamos al ver cómo los integristas de Estado Islámico destruían a propósito en la ciudad de Palmira (Siria) diferentes monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad. Era una sensación de impotencia absoluta e incomprensión ante la pérdida de tal patrimonio por decisiones absurdas nacidas del capricho de la ignorancia y la estupidez humana. Bastaron apenas unos instantes para negar la posibilidad de contemplar esas joyas a las generaciones venideras.

La mayoría de la población de nuestro país es capaz de entender el valor del patrimonio arquitectónico, histórico, cultural y/o artístico, lo que significa perderlo y la importancia de conservarlo. No es casualidad. Es fruto de que, culturalmente, se nos ha inculcado por diferentes medios (escuela, instituto, universidad, mass media, familiares, etc.) a lo largo de nuestras vidas un respeto y una sensibilidad respecto ese patrimonio. Es más, las administraciones públicas ejercen una acción coercitiva ejemplarizante (normalmente) contra aquel que atente contra dicho patrimonio, el cual está protegido por ley ¿Verdad que no es imaginable que alguien dañe o robe un cuadro de Dalí y las autoridades no procuren echarle el guante al delincuente y que le caiga todo el peso de la ley encima? Todos entendemos que el culpable tiene que pagarlo y nos indignaríamos si las administraciones públicas no ejercieran el papel que les toca.

 

En lo que se refiere a nuestro patrimonio natural, nuestra conducta es radicalmente opuesta. Nos da igual que alguien atente contra la biodiversidad y no reaccionamos. No es casualidad. Nunca se ha hecho una labor mínimamente aceptable (educativa, culturizante, sensibilizadora) desde los centros educativos, los mass media y etc. El periodismo en nuestro país se ha distinguido, básicamente, por cargar contra el respeto y la sensibilidad hacía el patrimonio natural, saliendo a la defensa de cualquier interés económico que lo deprede de una u otra forma.

 

Las administraciones públicas se han destacado por proteger espacios naturales a regañadientes (debido a amenazas de sanción de la Unión Europea p. ej.) y aprobar leyes de protección por presión europea también, pero nunca han dispuesto los mecanismos y los medios necesarios a fin de que las normativas se cumplan con unas mínimas garantías. Las mínimas garantías, para que se me entienda, serían que la finalidad de conservación de los hábitats y especies se cumplieran (al igual que las leyes que en ese sentido se aprobaron) cosa que dista mucho de la realidad. Uno aprende que, aquí, proteger un espacio natural conlleva el objetivo implícito de beneficiar económicamente a unos bolsillos privados, a pesar de que eso ponga en peligro la conservación del patrimonio de todos.

 

Este post va de esto, de un triste espectáculo que va a más, sin que las entidades ambientalistas hayan sabido ni querido luchar contra ello de forma pragmática, más allá del postureo.

 

Los parques nacionales

Quién más y quién menos está al tanto del parque nacional que más noticias ha suscitado este año y el conflicto con el regadío (la sobreexplotación de sus recursos hídricos). Hablo de Doñana, un lugar icónico, baluarte de nuestra biodiversidad y de los más conocidos a nivel internacional. Se ha convertido en un arma arrojadiza entre los diferentes depredadores políticos, pero dudo que algo vaya a cambiar…para bien, ya que el poder no está preocupado realmente por su conservación.

 

No obstante, de todas formas, hoy no me quiero centrar en Doñana sino en otros dos parques nacionales:

 

  • El parque nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici
  • El parque nacional de Ordesa y Monte Perdido

 

El parque nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici

Tras varios años sin visitarlo estuve aquí este verano. El escenario global conservaba parte de su belleza salvaje y, pese a ello, el éxtasis contemplativo, la sensación de encontrarse en otro mundo, el estado de flujo alcanzado caminando en silencio por esos paisajes, una vez el reloj daba las 9 o las 10 de la mañana, quedaba empañado por una rabia y pena similares a la que experimenté viendo la destrucción de la ciudad de Palmira.

 

El primer día subí caminando desde la Palanca de la Molina al Estany Llong por el sendero cuando apenas clareaba. Tras un rato de paz, pronto empecé a escuchar los motores de las furgonetas de los taxistas que subían por la carretera de acceso a toda mecha llevando turistas hasta el Planell d’Aigüestortes situado a unos 1800 metros de altura. A lo largo de todo el día esta situación se repetía decenas de veces, hasta el punto de convertirse el Planell d’Aigüestortes y la ruta hasta el Estany Llong (2000 metros de altura) en una especie de rambla (de los horrores).




En diferentes lugares hay carteles que avisan de que está prohibido bañarse y llevar el perro suelto, entre otros (hacer ruidos estridentes, etc.). Pues bien, allí lo raro fue ver a alguien que llevara el perro atado y tanto los perros cómo los amos se metían en el rio y chapoteaban. Los menos atrevidos solo introducían sus sudorosos pies. Los hábitats alpinos estaban repletos de personas con apenas (o nula) sensibilidad y respeto hacía un patrimonio único. Ni sabían de la importancia de los hábitats que tenían ante sus ojos y bajo sus pies, ni lo valoraban. Aigüestortes y Sant Maurici es el único parque nacional que existe en Catalunya.

 

Enclaves cómo los de este parque deben su estado de conservación, precisamente, a que su difícil orografía los ha mantenido históricamente a salvo de la explotación desmesurada de especie humana. Esto ha sido así hasta hace relativamente poco…hasta que los accesos se han transformado en lo que son ahora.

 

El parque cuenta con hábitats acuáticos sumamente interesantes para la conservación de la biodiversidad, con especies amenazadas que solamente pueblan lugares muy concretos a escala ibérica, europea e incluso mundial. Entre los hábitats acuáticos se encuentran los lagos de origen glaciar situados en la alta montaña, o las zonas encharcadas con especies vegetales interesantes y escasas (p. ej. Las plantas carnívoras) y, por supuesto, los ríos y torrentes.

 

Se trata de ecosistemas sumamente frágiles, con unas condiciones químicas y físicas exquisitamente concretas que comportan que ligados a ellas sobrevivan poblaciones relictuales de unas especies que ya han desaparecido en gran parte del país (o de Europa, o del mundo) por la alteración humana y que mantienen en lugares así sus últimos reductos. Algunas están adaptadas exclusivamente a hábitats alpinos. Además, en el hábitat acuático persiste un grupo de especies que requieren aguas cristalinas pobres en nutrientes y contaminantes, y con escasas alteraciones físicas. Por ejemplo, las plantas carnívoras del género Drosera (cuyo nombre común es Rocío del sol o Hierba de la gota) están adaptadas a la vida en zonas con aguas tranquilas, remansadas y limpias en las que el nitrógeno y el fósforo son escasos. Obtienen el nitrógeno y el fósforo necesarios para vivir capturando insectos que quedan enganchados en sus hojas ¿Qué pasa cuando nos metemos en estas aguas nosotros o nuestro perro?

 

Primeramente, estaremos introduciendo fosfatos y nitrógenos de los detergentes de la ropa, de nuestros jabones, y también derivados del petróleo y otros químicos tóxicos y perjudiciales presentes en estos u otros productos de higiene y cosmética (suavizantes, desodorantes, after-shaves, colonias, protectores solares, maquillaje, etc). Cabe añadir que nuestro perro llevará un collar con productos químicos para prevenir la picada de parásitos más los incluidos en otros tratamientos cutáneos. Además, introduciremos patógenos que llevamos adheridos en la piel (esporas de hongos, bacterias, virus, etc.) que tal vez a nosotros no nos van a provocar ningún daño en circunstancias normales, pero si pueden dañar seriamente las poblaciones de anfibios y peces (e incluso aniquilarlas) y de invertebrados del lugar y, depende de cómo, extinguir toda la población de una especie ¿Somos conscientes de la gravedad de los actos caprichosamente estúpidos?

 

Rocío de sol de hojas redondeadas (Drosera rotundifolia).


Las críticas relativas al uso lúdico de los ambientes acuáticos protegidos en los que está prohibido bañarse o a otras actividades no permitidas se suceden en internet y otros canales. Por ello, cuando la crítica social es tan insostenible y la olla a presión está a punto de saltar por los aires, aparece de tanto en tanto, escuetamente, alguna pequeña noticia que remarca que los agentes rurales interponen sanciones a los malhechores, pese a que eso, en realidad, represente un ínfimísimo porcentaje de los infractores reales (¿Tal vez un 0,000000…% del total?). De muestra, esta noticia en un medio local de alcance anecdótico:

 

14 de agosto de 2023. Denuncian dos grupos excursionistas por bañarse en lagos de los parques de Aigüestortes y Alt Pirineu. Pirineus Digital.

https://pirineusdigital.cat/2023/08/14/denuncien-dos-grups-dexcursionistes-per-banyar-se-en-llacs-dels-parcs-daiguestortes-i-de-lalt-pirineu/

 

Y estas otras dos en medios de gran alcance de la Generalitat de Catalunya:

 

18 de agosto de 2023. Denuncian a una persona por hacer volar un dron sin autorización en el Parque Nacional d’Aigüestortes. Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, S. A.

https://www.ccma.cat/324/denuncien-una-persona-per-fer-volar-un-dron-sense-autoritzacio-al-parc-nacional-daiguestortes/noticia/3246003/

 

26 de agosto de 2023. Telenotícies cap de setmana vespre. TV3.

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/telenoticies/telenoticies-cap-de-setmana-vespre-26082023/video/6237343/

 

En el minuto 16 del telediario del 26 de agosto de 2023 aparece la noticia sobre actividades prohibidas en los dos parques, el del Alt Pirineu y el de Aigüestortes y Sant Maurici. Al llegar al minuto 16 entrevistan a una pareja joven que admite que bañaron a su perro y al mismo tiempo que conocían la prohibición y añaden que “…les gusta mucho la naturaleza y protegerla…”. Es la clásica contradicción que te vas encontrando en la gente que no respeta las normas de protección de la naturaleza. Buena parte del personal, al increparles, te sueltan una argumentación similar…les gusta la naturaleza y protegerla, conocen las normas que la protegen, pero ¡Las infringen! JAJAJAJAJA.

 

Después, en la misma noticia, se refleja esa faceta de la administración pública de hacer de Mamita y Papito buenos con ciertos asuntos. En este caso, sacan a relucir a los agentes cívicos que están de moda y tal para educar al incívico, al infractor, y que no son agentes de la autoridad, con lo que es bien absurdo pretender cambiar nada mediante esta estrategia. Durante años, las administraciones públicas se ha hartado de poner carteles en los que señalan al estilo BARRIO SÉSAMO las prohibiciones, han repartido miles de dípticos y trípticos en los que también las remarcan…¿Por qué se niegan a interiorizar que la gente sabe de sobras lo que no se puede hacer y se lo pasan por el arco de triunfo?

 

Siguiendo este esquema de actuación de la administración pública, en vez de enviar agentes de la autoridad a detener a los ladrones de un banco, podríamos encargar a los agentes cívicos que les den la chapa. Evidentemente, proteger los bancos es algo serio y lo de la naturaleza se lo toman a pitorreo. No es que estas problemáticas sean nuevas y no se hayan evidenciado en noticias de los años anteriores. Al revés, se conocen sobradamente, se han publicado una y otra vez y, contra toda lógica, el problema crece exponencialmente sin que las autoridades muestren “voluntad” alguna de controlarlo.

 

A lo largo del día que pasé entre la Palanca de Molina y el Estany Llong no vi ni un solo agente de la autoridad ni nadie (tampoco agentes cívicos) que ejerciera la más mínima acción de control sobre la infinidad de visitantes que perturbaban las condiciones naturales del lugar. Por un lado, las administraciones públicas (también TV3) invirtieron históricamente e invierten (cada vez más) ingentes recursos y esfuerzos en publicitar y promocionar este y otros espacios naturales protegidos, con el fin de que vengan más y más turistas. Por el otro lado, los mismos actores no ponen mecanismos con los que gestionar el descontrol y las agresiones que los ponen en peligro, y garantizar que las normas se cumplan.

 

No pretendo, para nada, culpar de la situación al cuerpo de los agentes rurales de la Generalitat de Catalunya. En Catalunya, la cantidad de agentes rurales es ridícula y en comarcas en las que existen aún estos tesoros de montaña, su disponibilidad cae aún más en picado. Viene a ser así: protejo sobre papel y luego, a la práctica, articulo los medios necesarios a su alrededor que causarán su destrucción.

 

El objetivo teórico de proteger un espacio es que su biodiversidad al menos se conserve (ya no hablo de recuperar la que se perdió) y la paradoja es que esto no se cumple. Cuando existen gestores y políticos que valoran el aumento del uso público de un espacio natural cómo un indicador positivo y toman este indicador cómo principal en la gestión, igual que lo haría un economista con un indicador de crecimiento de una empresa, no hay forma de conservar la biodiversidad. La conservación de la biodiversidad es del todo incompatible con una alta frecuentación de personas en un entorno natural, algo que es bien conocido por cualquier rama de las ciencias que se centra en la conservación del reino animal y/o vegetal. El por qué los políticos (los de traje y los que estos ponen a dedo en puestos directivos de los diferentes organismos) no lo quieren asumir se explica por su integrismo económico y la ausencia de interés y sensibilidad hacía la naturaleza, y su total incultura.

 

Sin embargo, la desgestión y el caos en lo referente al uso público no fue el único desastre con que me topé. Entre el Estany Llebreta y el Estany Llong conté unos dos centenares de vacas y toros, concentrándose un centenar en el Estany Llong. Habiendo explicado la importancia de mantener las aguas limpias, a salvo de cargas de nitrógeno y fósforo no naturales, os podéis imaginar la incompatibilidad existente entre preservar las condiciones de dichos hábitats y tolerar cargas ganaderas de esa medida. En toda esa excursión vi pocos lugares con Drosera y muchas de las zonas potenciales en las orillas del rio Sant Nicolau estaban pisadas y erosionadas por el trasiego de las vacas.

 

La figura de protección más importante del patrimonio natural es el Parque Nacional y por ello está prohibida cualquier tipo de perturbación humana que afecte a sus hábitats (p. ej. Arrancar plantas, frutos y setas). Sorprende, entonces, que una presión ganadera cómo la mencionada se haya normalizado existiendo tantos kilómetros cuadrados en los que desarrollar la ganadería extensiva (la cual apoyo totalmente) ¿Qué pinta tanto ganado vacuno en esos lugares del parque nacional?

 

No se trata solamente de las Droseras y otras plantas. También en el parque nacional hay anfibios y otros vertebrados (aves, peces, mamíferos, reptiles), e invertebrados, que dependen de unas condiciones exquisitas. Parte de estas especies se distribuyen por un área muy pequeña a escala global, cuentan con poblaciones escasísimas y han sufrido declives importantes, lo que las coloca en candidatas a extinguirse en un período relativamente corto sino cambiamos nuestra forma de gestionarlo todo. En este grupo figura el desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), un pequeño mamífero acuático que habita, exclusivamente, las aguas puras y cristalinas, y que es endémico de la Península Ibérica. El desmán, a escala mundial, solamente mantiene poblaciones en unas pocas zonas de los Pirineos, Sierra da Estrela (Portugal), Cordilleras Cantábrica, Sistema Ibérico y Central, y Montes de León (Nores 2017). La contaminación de las aguas es uno de los factores de amenaza de la especie.

 

También podría hablarse del hecho de que lo que antiguamente fueron refugios para unos cuantos montañistas avezados y sufridos, con el paso del tiempo se han convertido en casi establecimientos de hostelería. Ello repercute en el agua del rio, porqué los pipis y las cacas (más otras cosas) acaban allí, de una forma u otra (escorrentía y filtración). Las cacas y los pipis (también los tóxicos vertidos en los inodoros, picas y duchas) es imposible depurarlos al 100% y, por lo tanto, alteran la calidad del agua de ríos y otros hábitats acuáticos. Cabría haber ideado maneras efectivas de evitar que esas aguas residuales vayan a parar (por escorrentía o vertido) a los hábitats naturales de los enclaves que conviene proteger contra viento y marea. Lógicamente, nadie ha hecho el esfuerzo y lo que antes eran ríos de alta montaña sin signos de eutrofización, ahora son ríos con unas algas que no son naturales en esos ambientes.

 

Lejos del Valle de Sant Nicolau (Aigüestortes, Estanys de Llebreta i Llong), en la zona periférica del parque nacional, en toda el área que discurre entre los Lagos de Colomers y Els Bahns de Tredòs (Vall d’Aran) me encontré con otro circo sideral de turistas que son subidos con furgonetas-taxi a las partes altas de la montaña, a pie de los laguitos de alta montaña. El espectáculo era el mismo y, por supuesto, cosa que no había mencionado antes, las típicas inmundicias (papelitos, decenas de pañuelos de papel, plásticos, colillas, etc.) ensombrecían un paisaje radiante. En esta zona, no obstante, había una circunstancia diferente.

 

Curiosamente, en la zona periférica (es decir, fuera del parque nacional) ¡¡No había la cantidad de vacas que entre el Estany de Llebreta y el de Aigüestortes (dentro del parque nacional)!! Maravillas de la gestión. Otro ingrediente favorable para la conservación de los hábitats acuáticos prístinos es que una de las zonas de mayor interés biológico se encontraba, precisamente, antes de llegar a los laguitos que tanto gustan a la gente, en las partes bajas. Esto conlleva que una parte importante de los turistas (los que suben con los taxis) no pase por un sector de hábitats acuáticos extraordinariamente interesantes.  A esto se le suma que al estar bastante encharcado este sector quede protegida del pisoteo humano. Aún así, existe el riesgo de eutrofización de las aguas…no hay que olvidar que rio arriba está el refugio de Colomers por el que pueden pasar tranquilamente más de un centenar de personas por día. El hecho curioso es que en ese lugar acuático (que no mencionaré por no publicitarlo) existen unas poblaciones de plantas carnívoras infinitamente más abundantes y mejores que en el Valle de Sant Nicolau. No en vano, en este lugar concreto, viven dos de las especies de carnívoras (Drosera longifolia y Utricularia minor) que dentro de Catalunya solo encontraremos aquí, extremadamente raras también en el contexto peninsular. El por qué esta área no está dentro del parque nacional es un enigma; solo añadiré un dato: la comarca de la Vall d’Aràn no aporta territorio dentro del parque nacional.

 

Aprovechando que hablo de la comarca del Vall d’Aràn, la primera vez que la visité fue el verano del año 1995. Los refugios de montaña, de libre y gratuito acceso y uso (pernocta), eran solo eso, refugios para montañeros. Estaban dispuestos en diferentes valles de la comarca, estratégicamente, para acometer la ascensión a picos y rutas, cómo la del Aneto. Eran puntos de encuentro entre personas del mismo rollo y el acceso a estos refugios se hacía por pistas no alquitranadas, con más o menos dificultades para coches convencionales. Los valles entonces eran áreas tranquilas, cómo debería ser. Lo que me he encontrado este año es una aberración. Se han alquitranado los caminos rurales a lo largo de decenas de quilómetros hasta los refugios de montaña. Los refugios parecen un establecimiento turístico más. La Artiga de Linn, un valle precioso, está ahora atestado de turistas de sandalias que no llegarían hasta ahí arriba a no ser que se hubiese alquitranado el acceso. Además, se han dispuestos trenes turísticos en el que suben a decenas de personas en cada viaje...no distinguen entre lo que es adecuado en una ciudad y lo que es totalmente inapropiado en una joya del patrimonio natural de los Pirineos.

 

Alquitranar las pistas forestales y los caminos rurales, a golpe de talonario público, es otra cosa más que está de moda entre los políticos. Se desvía dinero público hacía las constructoras y el gañán se pone contento. Automáticamente después aumenta la presión humana, comienzan a existir o incrementarse otros usos, se asesina el paisaje y empiezan a caer como moscas, por atropellamiento, los vertebrados (anfibios, mamíferos, aves, etc.), pero a todo el mundo le gusta conservar y proteger la naturaleza…aprobamos con CUM LAUDE en hipocresía social con el medio ambiente.

 

El disparate del trenecito turístico en el valle de Artiga de Linn.


El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

El acceso a las partes altas del Parque Nacional de Aigüestortes i Sant Maurici con vehículo autorizado (furgonetas taxis) mediante previo pago al empresario privado está sobredimensionado. En el caso del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es más de lo mismo y entra en competición con el anterior. Así, por ejemplo, el acceso mediante vehículo en la temporada alta a La Pradera se lleva a cabo con autobuses (de los grandes). El límite máximo simultáneo de personas permitido en La Pradera se ha estipulado en ¡¡¡1800 personas!!!

 

https://pirineosordesa.com/normativa-del-parque-nacional-de-ordesa-y-monte-perdido/

 

Imagino que solo cuentan los que acceden mediante el bus; aquellos que van a pie es inviable contarlos con un mínimo de rigor…

 

La Pradera es uno de los cuatro sectores del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ya que en los otros tres (Añisclo, Escuaín y Pineta) se permitiría un límite máximo adicional de casi 2000 personas, lo que daría un total máximo permitido de casi 4000 personas…¡Una burrada!.

 

En realidad, no he visto que se pueda calcular (ni que se haga) la afluencia total de personas por los diferentes accesos al Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici y tampoco existe un límite numérico, así que desconozco hasta qué punto la afluencia será mayor en un día en uno u otro parque y, aún menos, en densidad de personas por kilómetro cuadrado.

 

No puedo extenderme más en la crítica de la gestión del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, por qué no he llegado a conocerlo aún. Estoy prácticamente convencido de que las situaciones de incivismo deben ser prácticamente idénticas a las del parque nacional catalán y los medios que disponen las administraciones públicas para controlarlos y corregirlos, ídem. La falta de respeto hacía el patrimonio natural es un hecho diferencial que une a los ciudadanos de nuestro país, se sientan o no catalanes y/o españoles.

 

Integristas de la depravación

Uno y otro caso considero que son ejemplos de un auténtico exceso, incompatible con la preservación de espacios tan especiales, vulnerables y frágiles.

 

¿Sería admisible una competición de motos dentro de la Sagrada Familia? o ¿Que no hubiera ningún vigilante en el Museo del Prado y la gente se dispusiera a montar una barbacoa en su interior o a destrozar directamente las diferentes obras? De existir cosas así, censuraríamos a las autoridades responsables y las podríamos destacar con el galardón de INTEGRISTAS salvajes de la depravación. En el 2015 quisieron celebrar un torneo de Padel en el Anfiteatro de Mérida y fue la presión ciudadana y de algún partido político la que frenó ese disparate…

 

Hay muchos rasgos diferenciales entre el patrimonio natural y el patrimonio de origen artificial (arquitectónico, histórico, artístico, etc.). Por ejemplo, el patrimonio histórico de la ciudad de Palmira destruido por los integristas es posible volverlo a reproducir, tal y cómo anunciaron los expertos (aunque no sería lo mismo, evidentemente). Los INTEGRISTAS que gestionan nuestra biodiversidad acaban con un patrimonio de valor incalculable que, además, es insustituible e imposible restituir. La extinción de una especie es algo rotundo, implacable e irreversible, es para siempre. Es de las peores cosas, de las más egoístas, que el ser humano es capaz de perpetrar. Se acaba con una pieza indispensable de un ecosistema y se le niega la opción de disfrutarla, conocerla, a las siguientes generaciones.

 

En tiempos de Aznar recuerdo que hubo revuelo con unas declaraciones de un responsable político que dijo algo así cómo que los parques naturales tenían que dar beneficios. Esa máxima en nuestros días está aceptada por la clase política y los gestores públicos, en general. Una vez se protege (teóricamente) un espacio natural, las administraciones públicas comienzan a dedicar fondos y a articular estrategias (y normas) que benefician a determinados bolsillos privados y el principal objetivo, a la práctica, pasa a ser ese, siendo incompatible con el objetivo que justifica la verdadera razón de ser de la figura de protección: la conservación de la biodiversidad.

 

Asistimos a la urbanización de la naturaleza más recóndita: alquitranado de accesos, remodelación y creación de lugares de pseudohostelería, incremento de la afluencia de público mediante taxis a mansalva, autocares, trenes turísticos, y etc. Se dan ayudas y se fomenta la presencia de sectores privados hasta un punto absolutamente incompatible con la conservación. Promocionan la llegada de más y más turistas hasta reventar de éxito. No es cuestión de que la gente pague para el acceso VIP a zonas privilegiadas (eso no es democrático)…se tiene que limitar por lista, por orden de inscripción, y limitar el acceso diario aún más.

 

¿Lo próximo que será? ¿Trazarán escaleras mecánicas para subir a los hábitats alpinos? ¿Un teleférico al Aneto? Entre muchos naturalistas con los que he hablado a lo largo de las décadas, corre el temor en ocasiones de que un entorno natural sea declarado protegido porqué de ser tranquilo e inmutable en el tiempo, pasaría a ser un lugar famoso al cual todo el mundo accede. Una vez protegido, la administración pública dedica dinero para transformarlo, para mal.

 

Nuestros ricos y sus políticos (son de ellos, no nuestros) acostumbran a ser personas zafias en todo lo que se refiera a la conservación de la naturaleza. Faltos de sensibilidad y respeto por el medio ambiente, e ignorantes en esta materia, son los mayores enemigos de la biodiversidad. Integristas de su destrucción. De no ser así, de tener unas clases altas, al igual que pasa en países avanzados, interesadas en la naturaleza y amantes de ella, aficionadas a la ornitología, a las orquídeas silvestres, a las mariposas, a los mamíferos...todo sería radicalmente diferente: tendríamos una población educada y culturizada, sensible y respetuosa, y un funcionamiento de la administración pública en consonancia.

 

Bibliografía

Nores, C. (2017). Desmán ibérico – Galemys pyrenaicus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/