La Unión Europea y los
disruptores hormonales
El Dios dinero,
principio y fin para muchos.
En investigación el debate y la
cooperación enriquecen, ayudan a avanzar en el conocimiento de la realidad…claro
que como ocurre en todas las facetas de la vida, algunos individuos pueden
primar más sus ambiciones económicas y su status
quo profesional que la búsqueda de la verdad. Ese es el punto de inicio de
la perversión del debate científico, cuando unos dedican su tiempo y trabajo a
un amor cuyo destino no es el bienestar común.
Hoy en día uno
de los bandos de la polémica científica sobre la disrupción hormonal, el más
prudente en mi opinión, está integrado por científicos del más alto nivel que
publican en revistas de gran prestigio, y parece que los discrepantes están en
inferioridad numérica y de argumentos. Esto nos cuenta Olea (2019) en
las páginas 310-311 y después de haber leído diferentes artículos científicos
de revisión sobre la incidencia en la salud de los disruptores hormonales, creo
que tiene toda la razón.
Cuando a la minoría ultrarica le
molesta cambiar algo, se practica el juego de sembrar el más mínimo resquicio de
duda y amplificarla con todos los medios posibles, aunque la duda sea representada
por unos pocos y de poca entidad en comparación con las evidencias opuestas.
Existe otra técnica más, polivalente
y ampliamente universal, similar a una navaja suiza que sirve para todo, pero a
diferencia de esta, no arregla nada sino que lo estropea. Se trata del viejo
truco del argumento económico. El inmovilismo se apoya a menudo en el impacto
económico y nos convence mediante el miedo: la pérdida de puestos de trabajo,
el Producto Interior Bruto (PIB) y otros macroindicadores económicos, lo
habitual.
Y ¿Qué hay del impacto económico
de las enfermedades?
Un prestigioso científico
(Leonardo Trasande) estimó un impacto en
los sistemas públicos sanitarios de la Unión Europea de 636.000-638.000
millones de euros al año por enfermedades relacionadas con la exposición a
disruptores (pág. 313 en Olea 2019).
A lo largo de varias páginas,
Olea (2019) sintetiza toda la evolución de la regulación de las medidas para la
protección de la salud en referencia a los disruptores hormonales en la Unión
Europea, otro culebrón pero a lo grande. Durante años, la Comisión Europea de Medio Ambiente, Salud y Seguridad Alimentaria no
llevó a cabo la tarea encomendada a este respecto por el Parlamento
Europeo. El caso fue denunciado por el mismo Parlamento y varios países
“avanzados” ante el Tribunal de Estrasburgo y este se pronunció condenando a la
Comisión por dejación de funciones.
La Comisión, tras años después,
todavía no ha cumplido como debe con el cometido encargado.
Llegando a un callejón sin
salida, cuando el poder está acorralado sin argumentos creíbles ni ninguna vía
escapatoria, abocado a tomar una
determinación en contra de sus intereses debido a que la mayoría y la razón le
han derrotado, aún así, la inacción vergonzosa es otra estrategia a explotar
durante unos cuantos años más.
Acabo, de nuevo, citando a Olea
(2019). Me parece precisa la analogía
que hace entre títeres sin cabeza (los políticos) y los titiriteros que mueven
los hilos (sus amos). Sirve esta como explicación de las estupideces de
nuestra democracia moderna.
La ciencia y la tecnología han de
servir para vivir mejor, no como un vehículo de imposición de productos nocivos
para nuestra existencia y la de las próximas generaciones.
Los Síndromes de Sensibilización
Central (SSC) y su divulgación
En febrero me sorprendió una
noticia que floreció en infinidad de medios de información. Hablaban de 6
millones de euros de las arcas públicas destinados a una investigación sobre el
colón irritable en la que participaría el Hospital
de la Vall d’Hebrón (Barcelona). Por supuesto, no se trataba de un estudio
epidemiológico para intentar descubrir los desencadenantes externos de la
enfermedad…no vayamos a fastidiar, eso de intentar ver la relación entre la
exposición a contaminantes y la prevalencia de las enfermedades para frenar su
avance, PREVENIR (PRIMUM NON PROCERE), no es un objetivo políticamente correcto.
This is
Catalonia, my Friends.
Os reseño diversas noticias
sobre el mismo tema seguidamente y os propongo el juego de hallar las
diferencias...vosotros mismos, sacad conclusiones.
Beatriz Pérez. 11/02/2020. Vall d’Hebrón
estudiará la relación entre el colon irritable y la depresión. El Periódico.
Redacción. 11/02/2020. Vall d’Hebrón lidera un estudio europeo sobre la relación entre el colon irritable y trastornos mentales. La Vanguardia.
Agència Catalana de Notícies (ACN). 11/02/2020. Vall d’Hebrón lidera un ´macroestudio europeo para investigar la relación entre el colon irritable y los trastornos mentales. Diari Més
No conozco la nota de prensa original o lo que comunicaron concretamente los "investigadores", y el palo que debe aguantar la vela es quién publica la noticia. Vayamos pues al grano, como dicen los gorriones.
Frecuentemente veo tratamientos periodísticos en los que vislumbro una intención de flirteo, una
inclinación a asociar problemas de salud graves en aumento, como lo son los
Síndromes de la Sensibilización Central (SSC), con problemas psicológicos o
psiquiátricos. No confundamos
a la gente, que de momento no existan marcadores fidedignos incontestables no
quiere decir que no haya una disfunción de origen físico. Vamos a repasar un
ejemplo de lo que estoy explicando.
Nos dicen en algunos
artículos periodísticos que
la fibromialgia y la fatiga crónica son trastornos somáticos. Un trastorno somático es algo
así como sentir unos síntomas físicos exagerados de forma regular asociados a
una base psicológica…para simplificar, algo demasiado parecido a lo que
entendemos como ser un hipocondríaco. Es decir, son más representativos de un
tipo de periodismo de escasa calidad.
¿Por qué?
La etiología (la causa de la
enfermedad) de la fibromialgia y la fatiga crónica es motivo de controversia a
nivel científico mundial y un periodista nunca debe sesgar la realidad
conocida, proporcionando solamente una de las explicaciones teóricas (trastorno
somático). Además, resulta que esa es la explicación que cada vez se sustenta
de forma menos creíble en el mundo de las ciencias de la salud.
Efectivamente, la suma de evidencias científicas
publicadas apoya cada vez más robustamente un origen orgánico de esos
síndromes, NO PSICOLÓGICO. Para ilustrar lo
que os cuento voy a recurrir a un par de artículos científicos que no son los
más recientes…pero valen para la ocasión.
Avellaneda Fernández, A., Pérez Martín, A.,
Izquierdo Martínez, M., Arruti Bustillo, M., Barbado Hernández, F. J., de la
Cruz Labrado, J., Díaz-Delgado Peñas, R., Gutiérrez Rivas, E., Palacín Delgado,
C., Rivera Redondo, J. & Ramón Giménez, J. R. 2009. Síndrome
de fatiga crónica: etiología, diagnóstico y tratamiento. BMC Psychiatry,
9 (Supl. 1).
En este artículo hablan de tres
teorías sobre el origen de la fatiga crónica.
- Teoría infecciosa. Algunos virus (Epstein Barr, Candida albicans, Borrelia burgdorferi, Enterovirus, Citomegalovirus, Herpesvirus humano, Espumavirus, Retrovirus, virus Borna, virus Coxsackie B y virus de la hepatitis C (VHC) son padecidos de forma recurrente por estos enfermos y se cree que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad.
- Teoría inmunológica. Que exista un trastorno en el sistema inmunológico o su función.
- Teoría neuroendocrinológica. Parece existir una base de trastorno en el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) y en la producción de hormonas relacionadas en el SFC, así como un trastorno de los mecanismos reguladores del sistema nervioso autónomo.
Por citar otro articulo de revisión, no de
investigación, el siguiente reseñado bajo estas líneas (Fernández Solà 2002)
también nos menciona la teoría infecciosa (los virus como desencadenantes de la
fatiga crónica) y la asociación entre la fatiga crónica y las alteraciones
neurohormonales (eje adrenocortical y tiroideo).
Fernández Solà, J. 2002. El síndrome de fatiga crónica. Medicina Integral, 40 (2).
https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-integral-63-articulo-el-sindrome-fatiga-cronica-13034631
Otro trabajo (Jahan et al. 2012) apunta la regulación del sistema autónomo y neuroendocrino como la base de la
fibromialgia, sugerida por las alteraciones del patrón de sueño, los
cambios en los transmisores neuroendocrinos (p. ej. La serotonina), la
sustancia P, la hormona del crecimiento y el cortisol. Fijaos a continuación
que el artículo está publicado en una revista
científica de Oman.
Jahan F, Nanji K, Qidwai W, Qasim R. 2012.
Fibromyalgia syndrome: an overview of pathophysiology, diagnosis and
management. Oman Med. J., 27
(3). http://omjournal.org/articleDetails.aspx?coType=1&aId=234
El COVID-19
Voy a contextualizar un poco todo esto con un
tema de rabiosa actualidad, el COVID-19. Muchos hemos ido escuchando en la
televisión y otros medios aquello de la respuesta descontrolada de nuestro
sistema de defensas al cabo de una semana aproximadamente de la infección por
COVID-19. Se sabe que se desencadena lo que llaman una tormenta de citoquinas y
se produce un proceso de inflamación demasiado extremo debido a la intervención
de nuestras defensas ante la infección por el virus, y eso es lo que lleva a la
UCI a los enfermos.
En capítulos anteriores os mencionaba algunas
de las publicaciones científicas que relacionaban la disrupción hormonal con la
alteración del sistema de defensas, y el protagonismo de las citoquinas
(disfunción del balance proinflamatorio/antiinflamatorio). Huele mal que en los
medios de información salgan investigadores mencionando la respuesta alterada
de las defensas atribuyéndola a una posible predisposición genética (el cuento
habitual: funcionamos mal, somos defectuosos de serie)…¿hasta ahí pueden leer?
¿y aquello de la alteración de la expresión de los genes debida a los
contaminantes (epigénetica)? ¿y los disruptores hormonales?
Bajo este parágrafo os dejo el enlace a un artículo
sobre el COVID-19, de dos “valientes” que no callan la verdad incómoda. En él sugieren
un asesino en serie, un grupo de disruptores hormonales (los ftalatos, bisfenol
A) que alteran los niveles de citoquinas. La
interleucina-6 (IL-6) es una
citoquina, una proteína liberada por nuestras células que desempeña una función
antiinflamatoria y proinflamatoria a la vez. Se conoce que el Bisfenol A aumenta
la liberación de la IL-6 y los ftalatos son en general alteradores de los
niveles de citoquinas. Pues bien, uno de
los tratamientos más esperanzadores para los afectados por el COVID-19 es el
tocilizumab, un fármaco que bloquea el receptor de IL-6, deteniendo así el
proceso de inflamación. Es un fármaco utilizado para la artritis
reumatoide.
Trasande, L. & Ghassabian, A. 29 abril 2020.
The toxical chemicals in our homes could increase COVID-19 threat. The Guardian.
Todo esto lo sacaba a relucir porqué si somos
un poco observadores, recurrentemente vemos el mismo reparto de actores
principales (virus, sistema inmune y las hormonas). Guarda relación con el
artículo sobre la fatiga crónica, donde la teoría del sistema inmune y la de
los virus desencadenantes de la enfermedad vuelven a aparecer. Se
hace una interpretación de este tipo:
- Como los enfermos suelen tener infecciones y han pasado esos virus, es que son los virus quiénes provocaron la fatiga crónica.
En realidad, los enfermos de fatiga crónica y
fibromialgia son proclives a enganchar infecciones, es el hecho que se conoce sin lugar a dudas.
Entonces ¿Por qué no hacer el razonamiento deductivo inverso?
¿No será que la fatiga crónica y la fibromialgia conllevan un
funcionamiento inadecuado del sistema inmune…y eso es lo que provoca que los
enfermos sufran esos virus?
Publicar este tipo de razonamientos conlleva tener conflictos
profesionales.
Repito, fijaos bien en el fondo endocrino
(de nuevo las hormonas) que desde diversas publicaciones se está esgrimiendo
para explicar el desarrollo de la fibromialgia y la fatiga crónica.
El tema huele a disruptores
hormonales, los asesinos en serie.
De las evidencias existentes que
sugieren una intervención de los disruptores hormonales en los Síndromes de
Sensibilización Central me ocuparé profundamente en el próximo capítulo…ahora
vamos a seguir desgranando la noticia del colon irritable.
Nos cuenta la web del Hospital de Vall d’Hebron (Barcelona), uno
de los pocos hospitales públicos sin concertar de la sanidad catalana, que
las evidencias científicas sugieren que en el desarrollo del colon irritable
figuran estos factores:
- Psicosociales como el estrés y la depresión
- Socioculturales
- Genéticos
- Dietéticos
- Alteraciones de la microbiota intestinal
- Infecciones gastrointestinales
- El género femenino
- Un aumento de la sensibilidad central y periférica al dolor visceral
Quizá sea culpa nuestra (mala
genética, comemos mal, problemas psicológicos, somos mujeres, etc)…lo de
siempre ¿no?
Curioso, no observo ninguna
mención a los contaminantes y no será que no existan evidencias científicas publicadas en esa dirección ¿Os acordáis
de la entrada de este blog dedicada a las enfermedades inflamatorias
intestinales? Por si hubiera algún lector que no la haya visto, es la del
19 de abril de 2020:
- Los disruptores hormonales (IV)
Existiendo toda la ingente
cantidad de evidencias científicas publicadas en revistas de alto prestigio por
diferentes investigadores que indican como culpables a las sustancias químicas
artificiales con digamos “habilidades” de disrupción hormonal a las que estamos
tan masiva y continuamente expuestos…me pregunto ¿Habrá sido un descuido el hecho de que no incluyan los contaminantes
artificiales como un factor desencadenante de una enfermedad inflamatoria
intestinal? O ¿Es que no han leído los artículos científicos de los últimos
años?
¡Cuanta obstinación en resaltar
los factores psicosociales (el estrés, la depresión, etc.) como explicación del
desarrollo de toda esa gran familia de enfermedades emergentes asociadas al
“PROGRESO”!
¡Cuanto empeño en hacer pasar por
digamos “inestables” a esos pobres enfermos y que extraño que la “inestabilidad”
sea cada vez más común!
Será el estrés nos cuentan
algunos señores y señoras…nuestros abuelos trabajaban de sol a sol, de lunes a
domingo, sus recursos no eran predecibles (dependían del régimen de cosechas y
demás), su vida estaba llena de dificultades y calamidades (incluido el hambre, el frío extremo, etc.) y la prevalencia de estos problemas era realmente muy rara.
¿Qué fue antes? ¿El huevo o la gallina?
La pregunta
tiene fácil respuesta. Mucho antes que apareciera la primera ave sobre la faz
de la tierra, el huevo ya formaba parte del mecanismo de reproducción de otros
vertebrados.
Años atrás, previo a que se
descubriera la influencia de una bacteria, el Helycobapter pilori, como mediadora de la úlcera péptica….los
enfermos eran clasificados sin rubor y sistemáticamente como personalidad de
tipo A (comportamiento competitivo, hostil, ambicioso, con estrés, ansiedad,
frustración, etc.). La ciencia médica y por extensión, los doctores, directamente
cuando un paciente sufría una úlcera lo atribuían alegremente a que era algo
así como nervioso, entre otras lindezas, y por eso le había salido la úlcera.
Brillante, sin contemplaciones, sin
una base científica bien fundamentada, sin respeto.
¡BRAVO!
Volviendo al tema original…evidentemente,
una persona con una enfermedad crónica y diaria, incapacitante, limitante en
todos los sentidos (actividad social, laboral, etc.), sin tratamiento efectivo
para mejorar la calidad de vida sustancialmente, no atendido como merece por
las administraciones (ni en el plano social ni en el sanitario), menospreciado…es lógico que sufra
una secuela psicológica.
Me parece de Perogrullo.
¿Es que una persona con cáncer, o
una persona que pierde el dedo de una mano no sufren una repercusión
psicológica?
En un país teóricamente
“avanzado” (hablo de España) que pretende estar en cabeza en lo de la igualdad
de género, lucha contra el machismo, dado que estas enfermedades emergentes
golpean con mucha mayor fuerza a las mujeres…¿A QUE VIENE TANTA TERGIVERSACIÓN Y ENREDO AL UNÍSONO POR PARTE DE LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y OTROS SECTORES?
El tema no queda aquí, prosigo
ahora con la Sensibilidad Química Múltiple (SQM). El 20 de abril de 2020 el canal de televisión CUATRO emitió un programa
(UN DOCTOR EN CASA) donde tocaba la SQM con esa tendencia asociarla a un
problema psicológico sin que exista una sólida base científica en ese sentido.
Una asociación de enfermos de SQM
(Asociación SQM-EHS) tuvo a bien
reaccionar, emitieron un comunicado el 21 de abril que podéis leer en este
enlace:
Y la rectificación fue acertada,
está disponible en este otro enlace:
Por desgracia, parte importante
de las asociaciones de enfermos de síndromes de sensibilización central no
llevan a cabo este papel de defensa del enfermo en la medida necesaria, ni de
lejos. Enfermos, asociaciones de enfermedades inflamatorias intestinales u otras, y familiares tendrían que comenzar a quejarse de forma beligerante de los ejemplos de mal periodismo.
Nos comemos los sables cual fakir…y
así nos luce el pelo.
Personalmente, me cuesta creer que tantos periodistas acaben comportándose de forma
poco profesional siempre en la misma dirección a lo largo de los años con la
misma temática. Se supone que un periodista tiene la obligación de informarse
bien, dando una adecuada visión panorámica de 360 grados. En temáticas de salud
tiene que recurrir a las fuentes de donde brotan las aguas, en este caso la
literatura científica, y punto. Sino están cualificados o no tienen suficiente
disposición para hincar los codos, hay otros que cumplirían con el trabajo
dando lugar a un resultado más óptimo.
Los enfermos de SSC tienen
motivos suficientes para estar hasta las mismísimas gonadas del periodismo y la
sanidad pública en este país y no me vienen a la cabeza otras patologías que
estén siendo tratadas una y otra vez con esta falta de rigor y de respeto hacía
los enfermos…que todo el mundo sabe que
sobre todo son mujeres.
El hilo conductor de este
comportamiento poco profesional, denigrante y hasta déspota que falta a la
dignidad de las enfermas no pienso que esté fundamentado en una motivación
machista sino en el alineamiento adecuado respecto los intereses económicos de
las élites, por aquello de no molestar y quedarse sin silla.
El junco se inclina elástico ante
el viento y el agua, compensa así la escasa resistencia del tallo, su
fragilidad intrínseca.
Sea como fuere, este hecho acaba comportando
un claro efecto colateral de connotación
MACHISTA en países supuestamente avanzados y en pleno siglo XXI.
¿HASTA CUANDO?
¿HASTA CUANDO VAN A DEJAR DE
MALTRATAR PROFESIONALES DE LA SALUD, ADMINISTRACIONES Y PERIODISTAS A LOS
ENFERMOS?
¿QUE HAN HECHO ESOS ENFERMOS PARA
MERECER ESTE TRATO DENIGRANTE?
La televisión pública y el sector
petroquímico
Por suerte, abriendo bien los
ojos los ciudadanos contamos con pistas que ayudan a descifrar la realidad. Os
pongo un ejemplo, tenemos a TV3 que nos aclaró cuanta importancia tiene el
sector petroquímico en Catalunya mediante el Telenotícies migdia del dia 19 de febrero de 2020, justo después de
aquel gravísimo accidente de la Petroquímica de La Canonja al que muchos
(sector público y privado) corrieron a quitar hierro…
¿Recordáis como salieron a la
palestra a decir sandeces sin ningún atisbo de rubor ni desvergüenza?
¿A qué no dimitió ninguno de los
trajeados?
This is
Catalonia, my Friends.
Si, justo en aquel Telenotícies migdia de TV3 donde trataban la noticia de la
protesta sindical por la seguridad en la petroquímica del famoso accidente,
pasaban poco después (a partir del minuto 8) como quién no quiere la cosa a
enumerar las bondades con las que ese tipo de industrias nos alegran la vida:
- 10.500 puestos de trabajo directos en Tarragona.
- Las químicas representan 33.500 puestos de trabajo directo en Catalunya.
- La petroquímica de Tarragona representa el 25% del total español y el 50% de la catalana.
- El de Tarragona es el polo químico más importante del sur europeo y de todo el estado.
- Las químicas representan 17.000 millones de euros al año para Catalunya, son el 1,5% del PIB español.
¿No diréis que la noticia no
contiene los ingredientes clásicos?
Periodismo público del bueno.
Que despiste que no mencionaran
la incidencia del cáncer, de la SQM y otras enfermedades alrededor de las
petroquímicas. Quizá es que no tocaba. Aquí os dejo con el enlace…
Muy seguramente el próximo
capítulo será el último de esta serie dedicada a los disruptores. En él quería
compartir algunas reflexiones sobre la investigación en cuanto a la etiología
de los Síndromes de la Sensibilización Central…sobre el plausible papel
desempeñado por los contaminantes y la premeditada falta de estudios
epidemiológicos al respecto, la patética carencia de desarrollo de marcadores
fiables o la de medios necesarios para el diagnóstico fidedigno desde la
sanidad pública, etc.
Eso no es culpa de los enfermos,
es culpa de la administración pública.
Los mediocres, los incapaces, se
encuentran en ese lado del ring.
Realmente, hay tantos contenidos
cruciales a difundir…que me falta tiempo. Por ejemplo, las recomendaciones de
manejo de un médico de la sanidad pública catalana respecto a que los enfermos
de SQM se expongan a tóxicos como método que da resultados, que prescindan de
la mascarilla, etc.
Claro, muerto el perro, muerta la
rabia, jajajajaja.
No diréis que no promete. Puede
ser una buena forma de borrar pruebas vivientes incómodas respecto el impacto
sobre la salud de los productos petroquímicos. Extrapolad la estrategia, en vez
de tratar convenientemente a los enfermos de cáncer de pulmón, si se les
recomienda fumar crack va a ser un ahorro tremendo a las arcas públicas.
¿Será ese el futuro de la sanidad
pública catalana?