domingo, 17 de enero de 2021

Recogida de firmas (FM-SFC/EM) ¡HAZLO VISIBLE!

 

La flor del cardo nos obsequia con su belleza a cambio de unas puras y transparentes gotas de rocío, y un puñado de tierra ¿Es mucho pedir? Sin venir después con trampas, ni enredos.

Este post ha nacido gracias a ese intento de adoctrinamiento en la confusión que unos cuantos actores están llevando a cabo en un par de grupos Facebook de enfermos de Síndromes de la Sensibilización Central (Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica/Encefalomielitis miálgica, Sensibilidad Química Múltiple) desde un tiempo a esta parte.

Diríase que se produjo una metamorfosis desde los últimos meses del 2020 y empezaron repentinamente con los mensajes subidos de tono, haciendo gala de una actitud instigadora, utilizando las malas formas y la descalificación directa sin argumentos objetivos y rigor. Todo ello dirigido a cualquier publicación o comentario que mencionara textualmente “Síndromes de la Sensibilización Central”. Más tarde, estos actores se crecieron y evolucionaron hacía otras críticas igualmente faltas de rigor y coherencia.

Mientras este post germinaba las circunstancias me hicieron topar con unas entrevistas en una radio pública con un contenido que he considerado oportuno comentar aquí.

Nos encontramos ante una madeja de hilos tan enmarañados desde el poder que es un deporte de riesgo para las neuronas intentar entender las motivaciones de los hiladores. Esa es la trampa, ENREDAR y lo consiguen con casi todo el mundo. La clave que nos lleva a la comprensión del hilo argumental es que unos y otros no forman parte de la solución, sino que son el problema.

Apoya a los enfermos ¡Firma!

Antes de profundizar en el hilo argumental de este post, os voy a pedir que ayudéis a sumar, que firméis esta campaña de apoyo a los enfermos de FM, SFC/EM, cuyo destinatario es el Congreso de los Diputados. Guarda relación con el contenido del post, hecho que comprobaréis al leer hasta el final.

 

Podéis firmar y difundir desde Facebook, es gratis y no os va a llevar más de unos minutos. Daos cuenta de la poca cantidad de firmas necesarias (1500) y las pocas personas que han firmado (menos de 400).

 

Mañana os puede tocar a vosotros, o a vuestra hija, o a vuestra nieta, a vuestra mujer, a vuestra madre, etc ¡¡Sed solidarios!! ¡¡Hacedlo visible!!

 

https://www.osoigo.com/es/asociacion-fibroapoyo-sfm-sfc-em-sqm-ehs-mas-de-700000-personas-padecen-fibromialgia-y-sobre-100000-tiene-fatiga-cronica-sfc-em-en-espana-nos-unimos-para-ser-visibles-y-acabar-con-las-trabas-burocraticas-para-conseguir-la-incapacidad-y-el-acceso-a-las-prestaciones.html

 

La hipótesis de los Síndromes de la Sensibilización Central

Los de la facción psicogénica y la terapia cognitivo-conductual

Aún no me he topado con un artículo publicado en una revista científica indexada que deje en evidencia la hipótesis de los Síndromes de la Sensibilización Central (SSC).

Las argumentaciones delirantes y radicales que me encuentro en el mismo puñado de personajes que intervienen en un par de grupos Facebook en contra de esta hipótesis no tienen ningún sentido científico, son de cosecha propia absolutamente. Quizá por eso cuando se expresan no se basan ni refieren ningún fragmento publicado en una revista científica indexada que suscriba sus opiniones y razonamientos.

La parte indigerible de las nuevas tecnologías (las redes sociales, etc.) es que cualquier mindundi, sin saber nada de ciencia ni haber leído la literatura científica existente entorno un tema, puede decir barbaridades metafísicas públicamente cada día, conseguir que otros de su nivel intelectual los crea e imponer sus productos.

Es el nuevo humanismo.

¿Por qué estudiar una carrera o esforzarse en entender artículos científicos si, total, luego la humanidad hace caso del discurso pueril de un Anacleto en las redes sociales?

¿No son los políticos el mejor ejemplo de ello?

El modus operandi en Facebook de estos negacionistas de los SSC es citar un trabajo publicado y luego tergiversarlo trágicamente con sus palabras, sin que sus divagaciones guarden coherencia con el texto original. Otro sistema es la difusión de un montaje fotográfico cutre con un mensaje de ataque hacía la hipótesis, un texto que es una tergiversación de esta. Repiten cada día el mismo mensaje, tal cual la publicidad machacona de la tele…su línea de trabajo es mil veces lo mismo con un estilo cutre particular, diseñado exclusivamente para llegar al nivel cultural e intelectual de gran parte de la población.

 

“Una mentira repetida mil veces, se convierte en una realidad”

(P. J. Goebbels, político alemán ideólogo del nazismo)

 

La verdad nunca es sencilla ni visible, gracias a que los grandes poderes se ocupan de que todo esté enmarañado y cuentan con medios infinitamente más potentes con los que hacer visible su mensaje, o mejor aún, imponer su versión de la historia por todos los canales posibles.

¿Cuáles son sus argumentos? La crítica de estos actores se escuda en la mala praxis científica e interpretación fundamentalista de aquellos doctores seguidores de la hipótesis de los SSC que se acogen con fervor a la corriente del origen psicogénico y la terapia cognitivo-conductual.

Estos doctores, que proliferan en España, no son ningún ejemplo, tampoco para mí ¿Por qué?

La hipótesis de los SSC, la publicada en revistas de impacto científico internacional, proporciona diferentes posibles orígenes: orgánicos y/o psicogénicos. La elección de estos doctores y su comportamiento manifiestamente integrista en la interpretación sesgada de la bibliografía técnica, en mí opinión, peligroso para los enfermos, no representa a toda la hipótesis de los SSC, sino a una corriente respecto al origen, al desencadenante de estas enfermedades.

Esta facción de doctores cuenta, por supuesto, con la simpatía de todos (TODOS) los grandes poderes atendiendo a que basan su discurso en el origen psicogénico, promocionando así el soterramiento científico y social de la polémica idea de que sean los contaminantes ambientales quiénes provoquen estas enfermedades y empeoren el estado de la enferma. Al otorgarles un origen psicogénico contribuyen a que se estigmatice a la enferma y, por tanto, le sea dificilísimo conseguir cualquier tipo de apoyo institucional, sea social o sanitario (lo que se dice ni un puto céntimo, vaya)…excepto las consiguientes derivaciones a psicólogos y psiquiatras o la medicación dirigida a supuestos problemas psicológicos y/o mentales (las drogas legales de moda para la ansiedad, depresión, insomnio, etc.).

En cuanto a la terapia cognitivo-conductual, los discípulos de esta facción la recomiendan en el informe de diagnóstico y etc. pero no se ejecuta. Es decir, tan solo viene a ser una mera excusa con la que niegan cualquier recurso público que pueda significar una mejora real para la enferma (fisioterapia adaptada por ej.).

Esto, en palabras burocráticas, es optimizar recursos.

Y en las del ciudadano “Pasamos de tú culo ¡Que te den!

Además, esta corriente que tanto ha triunfado en todos los sistemas públicos sanitarios españoles ha sido auspiciada por la clase política al completo (incluidos los progres de plexiglás) desde los gobiernos autónomos (sanidad y tribunales médicos) hasta el gobierno central (seguridad social y sanidad) contando con la complicidad de todos los órganos políticos (parlaments, congreso diputados, etc.).

De esta corriente brotaron doctores que se convirtieron en los gurús (los expertos). Son tipos que en más de un caso cojeaban de un partido concreto y fueron aupados a puestos de poder, se les dotó de prestigio social y profesional. Estos profesionales, una vez instalados en su podio, gracias a los medios de la administración pública y contando también con la colaboración de los periodistas de medios privados, se limitaron a difundir su doctrina entre la sociedad y los otros profesionales.

 

Así que, gracias a los premiados, se logró extender la creencia de que cualquier síntoma o problema de salud padecido por un enfermo de SSC proviene exclusivamente de una hipersensibilidad de su Sistema Nervioso Central. Eso degeneró en que un enfermo de SSC sea escasamente derivado a hacer pruebas diagnósticas o a un especialista, todo y que es bien conocido y descrito por la ciencia la cantidad de dolencias físicas que aparecen asociadas a los SSC.

 

Una vez más el ahorro en recursos (visitas médicas, pruebas diagnósticas y tratamientos derivados de los diagnósticos…).

 

¿Y que nos cuenta La hipótesis de los SSC? Pues dice que el Sistema Nervioso Central es probablemente un actor importante en estas enfermedades, no el único, y nombra unos cuantos más (sistema inmune, endocrino, etc). Y sobre el origen de estas enfermedades esta hipótesis no se decanta por un desencadenante único en concreto porqué no está demostrado aún por la ciencia de forma inequívoca, así que en cuanto a esto hay diferentes posibles hipótesis a demostrar todavía (la de los patógenos, los contaminantes, la psicogénica, etc.). Es decir, quién se decanta fervientemente desde el desempeño de su profesión por el origen psicogénico lo hace sin fundamento científico, y un doctor que actúa sin basarse en el conocimiento científico y luce un cabestro es de lo peor que puede existir.

 

Volviendo a esos personajes que tanto afán ponen en erradicar la hipótesis de los SSC de la faz de la tierra mediante esos grupos Facebook: sus argumentaciones tampoco se basan en evidencia científica ni son ciertas, cosa que ellos deben conocer perfectamente.

Paradojas de la vida, unos y otros se asemejan.

 

El credo de esos personajes

Compruebo que este puñado de personajes de los grupos Facebook se esmera particularmente en publicitar y aplaudir trabajos científicos que sustentan la hipótesis del patógeno como desencadenante de la fibromialgia (FM) y/o el síndrome de la fatiga crónica/encefalomielitis miálgica (SFC/EM), o bien otras publicaciones que acentúan la base genética.

El resto (los contaminantes p. ej.) lo ignoran o lo atacan, disimulando el ataque con otras justificaciones...el plumero debe quedar a salvo.

Al leer sus intervenciones caigo en la cuenta de que se creen en poder de la verdad absoluta cuando lo que más caracteriza, por desgracia, a la FM y el SFC/EM es la falta de certezas. Pese a todo, ellos quieren imponer su credo personal y si es preciso, a base de acoso, consiguen recortar la libertad de expresión de otros enfermos y hasta la de una asociación de enfermos en su propio Facebook.

Me exaspera que unos pocos hayan conseguido amedrentar y doblegar a un colectivo que ha estado dando caña de verdad durante el último año y defendiendo a los enfermos de SSC públicamente, haciendo denuncia social cada semana.

Claro, acentuar la hipótesis del patógeno o la genética cómo desencadenante de la enfermedad es políticamente muy correcta, y la de los contaminantes…pues no. Ralla lo excepcional que en los mensajes de estos personajes aparezca la SQM o la Electrohipersensibilidad (EHS); solo les interesa la FM y la SFC/EM. Digo yo que, por solidaridad, aunque estas personas no sufran la SQM o la EHS, tendrían que ser solidarios y sensibles con estos otros síndromes ¿Acaso no son tratados unos y otros de forma inhumana por las instituciones?

Observando el grupo Facebook donde más intervienen veo que se anuncia cómo grupo que trata acerca de la EM/FM/SQM/Electrohipersensibilidad (EHS) pero apenas veo mensajes sobre SQM o EHS. Unas pocas personas, siempre las mismas, cuelgan contenidos sobre SQM pero no obtienen casi seguimiento. Es sorprendente porqué muchos otros participantes envían mensajes sobre EM/FM y con esto la participación es mayor y más rica.

Pasé unas horas revisando los textos de esos personajes cuya cruzada personal comprende la eliminación de la hipótesis científica de los SSC de la faz ibérica, hipótesis que aglutina a la gran mayoría de asociaciones de enfermos de FM, SFC/EM, SQM y EHS y que goza del mayor peso y credibilidad en la comunidad científica a escala global. A través de este ejercicio constaté que tienen un nivel cultural que me hace pensar que sus palabras no nacen de la confusión o una mala comprensión en la lectura. Me sobrecoge el parecido en la forma de argumentar de esos personajes, en el discurso, y en el tipo de ataque visceral y coordinado a los que expresan unas ideas diferentes, o un contenido que no cuadra milimétricamente con las suyas.

Su intransigencia hacía cualquier mención de consideración a la hipótesis de los SSC los caracteriza. Simplemente, ver ese término en algún lugar les hace sacar las uñas.

Sin embargo, las últimas semanas descubrí que su ira podía, de pronto, activarse por una auténtica nimiedad no relacionada con su particular caza de brujas. El caso es que a finales de diciembre le toco recibir su agresividad verbal a un participante del grupo Facebook que compartió el enlace a la recogida de firmas en favor de la fibromialgia y/o el síndrome de la fatiga crónica/encefalomielitis miálgica (la del principio del post). Este ataque fue la última gota que hizo desbordar mí vaso.

Los personajes esgrimieron esta vez el argumento de una pequeñísima inconcreción, la ausencia de una palabra (¡Una palabra, que no fallo o errata!) en el texto, a modo de vehículo con el que desacreditar esa iniciativa de la recogida de firmas. Me hubiese parecido legítimo que indicaran que el texto era mejorable, con educación, pero no entiendo en absoluto cómo piden que el resto de los enfermos y simpatizantes no firme una recogida de firmas que en global beneficia inequívocamente a los que sufren estas enfermedades.

¡Me resulta malintencionado y de mala baba!

Por una vez que una entidad fuerte y con prestigio cómo Médicos sin Fronteras se involucra en ayudar públicamente a los enfermos de FM, SFC/EM y resulta que por, digamos, una coma, los personajes en cuestión promueven que la gente no la firme y cargan contra ella. Ya va siendo hora de que a estos personajetes se les comience a vetar, porqué reventarán cualquier cosa positiva que a ellos no les parezca meridianamente bien.

Estas actitudes perjudican los intereses de las enfermas y fragmentan al colectivo. Me suscitan la actitud de los integristas, que empiezan con una cosa, van ganando terreno y seguidores en sus derroteros y al final, resulta que han copado cualquier detalle menor imaginable, hasta instaurar la irracionalidad absoluta.

Entiendo que la motivación de un enfermo debe situarse por encima de cualquier otro interés (sea el del partidismo político, el de beneficio privado, etc.). No me cuadra que no montasen el pollo cuando en ese grupo Facebook se criticaron los verdaderos ataques a los enfermos que se han ido denunciando en contenidos colgados a lo largo del 2020:

  • La proposición no de ley (PNL) sobre los SSC y las posturas de PSOE y VOX negando la SQM en el debate, las abstenciones de esa PNL, etc.
  • La nefasta atención sanitaria pública sobre la SQM y la falta de protocolos para estos enfermos en la práctica totalidad de comunidades autónomas.
  • Etc.

Todo eso, al parecer, no les molestaba, de ahí su silencio (quién calla, otorga).

Lo demás, sí.

Quizá lo que fastidió a unos y otros es que una asociación promoviera el protocolo de SQM en la comunidad autónoma donde sus asociaciones no lo hacían…o la crítica dirigida a los partidos políticos (los progres de plexiglás).

Los gurús de los SSC

Imaginemos que auténtico disparate sería que detrás de ciertos comportamientos incomprensibles en su visceralidad y dirección se escondieran batallas entre diferentes facciones de profesionales de la salud. Que los tentáculos de ciertos intereses privados personales de algunos profesionales de la medicina, con sus egos, sus ansias economicistas y de poder ligadas a grupos políticos y de poder determinados, estuvieran moviendo los hilos de las marionetas…y, con frecuencia, en detrimento del enfermo.

Entre unos y otros, el enfermo está condenado de por vida.

Si las personas enfermas no son lo suficientemente hábiles en captar todo esto, nada sirve de nada.

Presupongo que muchos empiezan su carrera de medicina con vocación. Por el camino, la personalidad se va perdiendo, y se ve lo fácil que es trepar arrimándose al partido X. Partiendo de ese punto, puede jugar a defender al enfermo en Madrid porqué así ataca al partido Y del gobierno central y los del partido X le darán cancha ¡Oye, lo bien que queda ante la sociedad!

¿Y si los del partido Y del gobierno central ponen en práctica otros mecanismos de ataque al grupo del partido X? El resultado será que, al enfermo, entre unos y otros, le pueden ir dando que es lo que lleva pasando décadas. Tal vez estemos ante esa historia porqué con todos los grandes problemas sociales desagradables bajo el prisma del poderoso acaba pasando lo mismo.

Los grupos de poder dividiendo, creando confusión e involución en una espiral sin fin.

El quítate tú que yo lo hago mejor; en eso gastan su inteligencia, su energía y los recursos económicos de todos.

No escatiman energías e infiltran a los suyos en el tejido social, controlando así cualquier movimiento o colectivo con potencial de mover personas.

Las opciones son siempre las mismas: el inmovilismo o la decadencia.

La mejora está prohibida.

Estas tribulaciones mías cobran realidad al comprobar que más de un gurú, en efecto, ha estado vinculado a la política con mayúsculas (al partidismo político) incluso en puestos profesionales de primera división. Al fin y al cabo, el poder considera estratégicas las ciencias de la salud a escala social y económica. Sería peligroso para la industria tener doctores en la sanidad pública que alertasen sobre el peligro de los contaminantes públicamente, o en informes diagnósticos, o en recomendaciones de manejo de enfermos de SQM.

Además ¿Los ricos no ganan ingentes cantidades de dinero a través de la enfermedad?

¿No os maravilla que empresas que producen literalmente enfermedad con sus productos biocidas tengan también productos farmacéuticos que no las curan, pero las tratan provocando además efectos secundarios y otras enfermedades tratables con otros productos?

El escenario llega a casi la perfección cuando alrededor de los doctores expertos de los SSC se articulan unas cuantas asociaciones (las premiadas por el poder) y coinciden juntos en espacios periodísticos, etc. Paranormal que esos actores activen exponencialmente sus apariciones públicas y movimientos justo un par de meses antes de unas elecciones, coincidiendo con las campañas políticas. Si los suyos están en el poder autonómico llevando la sanidad pública, entonces critican desde la radio pública al gobierno central cómo culpable del injusto trato hacía las enfermas de SSC y dicen que en su comunidad autónoma la atención sanitaria ha mejorado, que lo que va mal es que socialmente estas enfermedades están estigmatizadas y tal.

No señores y señoras, lo que falla son ustedes.

Es su palabra desde la sanidad pública, desde los medios científicos y periodísticos la que condena a las enfermas.

Esas maniobras públicas se acaban una vez finalizan las elecciones, y después vuelven a invernar hasta dentro de 4 años. Es una jugada perfecta considerando que la hipocresía, la doble moral, obtienen fácilmente premio.

Las apariciones públicas en espacios periodísticos están bien diseñadas, se articulan con palabras bien medidas que les dan un aura de defensores de las enfermas de SSC y al mismo tiempo no contienen nada políticamente incorrecto para la industria. A la postre, sirven de reclutamiento de enfermas en sus consultas privadas, enfermas que fueron maltratadas, previamente, por los sistemas sanitarios públicos donde trabajan los gurús, empujadas por la desesperación a dejar unos cuantos cientos de euros (puede que hasta miles) en esos bolsillos privados sin fondo.

El espíritu fenicio por encima del juramento hipocrático de la medicina.

Todo es puro marketing, teatro del bueno.

Alguna de estas fieras se dedica también al peritaje en litigios por incapacidad o invalidez laboral derivada de los SSC. Me encantaría ver un informe de peritaje de estos doctores ¿Por qué? Estoy seguro de que difieren en gran medida de los informes diagnósticos que redactan desde el sistema sanitario público.

“Estos son mis principios. Sino le gustan, tengo otros (Groucho Marx)”

Una vez presentados con el aura de gurús por el periodista de turno (con un discurso así: lleva X años visitando a enfermos de SSC, es jefe de X, etc.) se les oye escupir cosas rotundas y más que dudables ¿Por qué dicen que estas enfermedades no son degenerativas si las enfermas empeoran su estado de salud en global de forma notoria en comparación con otras mujeres de su misma zona y edad? Si su estado de salud los lleva casi hasta las puertas de la muerte y acaban habiendo muchas bajas entre estas enfermas ¿Por qué afirman que los SSC no son mortales?

Los hechos innegables son que estas mujeres están fatal, empeoran anormalmente con el tiempo, y muchas acaban muriendo sin llegar a ser mayores.

 

Aprovechando las circunstancias del COVID un gurú de los SSC va y te cuenta que hay el síndrome post-covid que se parece a la FM y la SFC/EM y que incluso el síndrome se da en personas que no han mostrado síntomas de COVID y tampoco estaban enfermos de SSC anteriormente. Sencillamente, no hay evidencia científica que pueda sustentar esta afirmación en negrita del síndrome post-covid. Lo cierto es que la pandemia del COVID ha apoyado desde la demagogia la hipótesis del patógeno cómo desencadenante de los SSC.

Pero ¿Están seguros al 100% de que esas personas no sufrían ya problemas leves o moderados de SSC previos a contraer un COVID sin síntomas manifiestos? Todos conocemos que los SSC pueden estar manifestándose de forma leve o casi inapreciable durante años, sin ser diagnosticados oficialmente y muchas veces ni siquiera el enfermo les dio importancia a esos síntomas al autoengañarse y normalizarlos (me duele el cuerpo y estoy cansado, es por la edad, etc.). Sabemos (los gurús también) que en muchos pacientes la FM y la SFC/EM no se diagnostican hasta después de años, una vez que los síntomas se notan de forma radical (¿Por qué se obcecan en vender que esas enfermedades no son degenerativas?).

Siguiendo su hipótesis de los patógenos cómo causantes de los SSC, tendríamos a una proporción inmensa de la humanidad enferma de SSC; todos hemos sufrido infinidad de infecciones a lo largo de nuestra vida. Por otro lado, bajo esta hipótesis ¿Qué sentido tiene que la prevalencia sea mucho mayor en los países más avanzados? ¿Eran comunes estas enfermedades entre nuestros abuelos? Pues no, pero ahora mismo ya son comunes en países avanzados.

Aprovechando la pandemia ¿Se van a dedicar a poner la etiqueta de síndrome post-covid o covid persistente en vez de FM, SFC/EM? Evidentemente, será otro método más con el que sesgar, fragmentar la proporción de afectados, la prevalencia, el impacto social, y así quitarle importancia a los SSC. Desde otros puntos cardinales, tenemos a los que intentan acabar con el vínculo que la ciencia ha demostrado entre los síndromes de la sensibilización central (los actores del Facebook mencionados a lo largo del post). Y así, poquito a poquito, entre muchos, se va desmigajando, quitándole importancia y enterrando estas enfermedades.

Pronostico que surgirán artículos científicos que nos dirán que X personas desarrollaron FM, SFC/EM después de sufrir el COVID, y que eso sustenta el origen de los SSC a partir de un patógeno. Todo ello basándose en unos datos que no son rigurosamente robustos, ya que nadie de esas personas de la muestra del artículo fue monitorizada sanitariamente antes del COVID en el sentido de descartar los Síndromes de Sensibilización Central.

Más que la ciencia, diría que la vocación es la especulación interesada.

 

Un ejemplo de lo que predican los personajetes del Facebook

El otro día anduve revisando los mensajes en ese grupo Facebook por parte de los iluminados de la verdad absoluta, del santísimo grial del conocimiento y el poder celestial, ante lo cual los demás tenemos que arrodillarnos y asentir sometidos sin vacilación a lo que quieren imponer.

De entre aquellos mensajes dedicados a aplaudir algún centro científico o alguna investigación, vi uno en el que publicitaban el Bateman Horne Center (no es la primera vez que lo hacen). Cómo todo el mundo se ahorca con su soga, voy a explicaros un poquito.

El Bateman Horne Center es un centro privado de USA. En su junta directiva destacan:

  • Una ingeniera química que estuvo trabajando en la industria química, energética y biotecnológica
  • Un ingeniero eléctrico, empresario de ventas y márketing.
  • Un excientífico de cultivos que entre otros trabajaba para Bayer AG en Alemania y Canadá.

Podéis corroborarlo entrando en el enlace de su web donde lo dice clarito:

https://batemanhornecenter.org/about/board-of-directors/

Pues bien, entre la puntualizada representación de antiguos profesionales de los lobbies de la industria de primer nivel, figura un científico dedicado a los cultivos y que trabajaba para Bayer ¡Fantástico! Quién más y quién menos conoce el enorme peso de esta empresa en la producción y comercialización de los pesticidas (nuestro país es uno de los mayores consumidores ¡Olé!), así como el impacto negativo de los pesticidas en la salud humana y la biodiversidad. Seguro que os suena la batalla del pesticida Roundup (Glifosato) que ocasionó que Bayer pagará unos 11 millones de euros a enfermos de cáncer. Sin duda, conocéis seguramente más a Bayer por su dedicación al sector farmacéutico, jajajaja.

Pero ¿A que dedica el tiempo Bateman Horne Center? Entre otros, está investigando el efecto de Fremanezumab y Ciclobenzaprina en enfermos de Fibromialgia:

https://batemanhornecenter.org/research/

Fremanezumab. Es un anticuerpo monoclonal humanizado producido en células de ovario de hámster chino (CHO) mediante tecnología de ADN recombinante. Teóricamente, su uso está pensado para la migraña. Las advertencias sobre su empleo, las reacciones adversas, etc…cómo persona enferma me chirriaría ver que los mismos síntomas que ya sufro también me los puede provocar este medicamento.

https://cima.aemps.es/cima/dochtml/ft/1191358001/FT_1191358001.html

Ciclobenzaprina. Es un depresor del Sistema Nervioso Central (SNC)asombroso que los negacionistas más radicales de la hipótesis de los Síndromes de la Sensibilización Central y del protagonismo del SNC en estas enfermedades apuesten por todo esto del Bateman Horne Center. La ciclobenzaprina actúa cómo relajante muscular y los efectos secundarios deberían preocupar a un enfermo de fibromialgia (mareos, estreñimiento, acidez, cansancio extremo, erupción cutánea, urticaria, ritmo cardiaco irregular o rápido) porqué suelen presentarse de por si en las enfermas de fibromialgia.

Realmente, el aspecto más importante hoy en día sigue siendo la investigación sobre el origen de la enfermedad (el o los desencadenantes) y los mecanismos fisiológicos concretos que operan. Sin conocer los mecanismos, la pieza que falla, no se va a poder crear ningún fármaco que consiga frenar o mejorar la enfermedad.

¿Acaso uno empieza a reparar un coche arbitrariamente sin saber antes que es lo que falla?

Las investigaciones citadas de Bateman Horne Center se circunscriben a probar el efecto de medicamentos que no son una aspirina precisamente, sin conocer con concreción el mecanismo de la enfermedad…por eso, siempre insisto, falta investigación de nivel de verdad y eso se consigue con millones de euros y dólares.

Mejor no jugar con las esperanzas

Cuando uno está enfermo de uno o varios de los SSC es ciertísimo que busca esperanzas, a veces hasta incluso más allá de lo que imagina factible con los pies en la tierra. La verdad es que esos personajetes del Facebook, al vender la hipótesis de que es un patógeno el culpable de los males, abren la puerta de la esperanza a lo grande ya que cuelan la idea de que con investigación puede haber tratamiento eficaz para erradicar la fibromialgia y/o el síndrome de la fatiga crónica/encefalomielitis miálgica. Lo mismo se lleva a cabo de vez en cuando al emplear argumentos genetistas.

 

La realidad es que no existen los milagros y una vez que el metabolismo está tan sumamente alterado no hay poción mágica que lo resuelva. Sabemos que es así con otras enfermedades ultrainvestigadas, con mucha más prevalencia y, por tanto, mucho más atractivas de investigar atendiendo a los intereses de las sagradas farmacéuticas.

 

No obstante, unas buenas fuentes de recursos dedicadas a la investigación seria (bromistas no, por favor) contribuirán a saber más acerca de los mecanismos alterados e incluso se podrían desarrollar terapias encaminadas a mejorar el estado y calidad de vida de las enfermas y que no ocasionen unos efectos secundarios tremendos…pero no flipemos con que se van a curar, no engañemos así a la gente. No olvidemos que son enfermedades multisistémicas con muchos problemas asociados en diferentes frentes (intestinos, corazón, sistema nervioso central, sistema hormonal, etc.).

 

Es más, la investigación de nivel, de hacerse por el bien común, con sinceridad y honestidad, acabaría demostrando cuales son los desencadenantes. Faltan estudios epidemiológicos bien hechos que identifiquen los factores ambientales asociados a esas enfermedades, pero nunca ha interesado realmente que se descubra este aspecto. Sin esta pieza fundamental no vamos a poder optar jamás por la prevención, no conseguiremos evitar que los SSC continúen provocando cada vez más enfermos.

 

El drama más negro es que seguimos corriendo estúpidamente hacía el precipicio a sabiendas y cantando por alegrías.


sábado, 9 de enero de 2021

Hospital Clínic (la lista del Doctor X (IV))

 

Hoy he recibido una noticia gélida. Los malos han conseguido que una de las personas fundamentales en la lucha por la visibilidad de los SSC deje el puesto que ocupaba en un colectivo. Son poquísimos los que hacen denuncia social con una argumentación bien construida, desde el rigor científico y guiados por el afán de conseguir una mejora de las condiciones de salud y sociales de los enfermos de fibromialgia, síndrome de fatiga crónica/encefalomielitis miálgica, sensibilidad química múltiple y electrohipersensibilidad. 
Estas escasas personas, al parecer de los malos, deben desaparecer del escenario público. En nuestra llamada democracia moderna sus discursos quedaran restringidos al canal de la marginación, sin oportunidades de alcanzar más que a cuatro gatos.

Hoy toca acabar con la serie La Lista del Doctor X, una especie de precuela del culebrón Hospital Clínic. Pero os adelanto que con el objeto de calentar el páramo gélido que unos pocos pretenden imponer, el próximo post profundizará en la oscuridad de unos seres que quieren hacer visible la negritud de sus neuronas y entrañas, mediante la imposición intelectual a base de acoso en las redes sociales.

Donde las dan, las toman.

La prevalencia

En este apartado no se cita ninguna referencia de la lista del Doctor X.

Diversas encuestas llevadas a cabo en Estados Unidos describieron una prevalencia similar a partir de la población que informó ser diagnosticada de SQM (3,1-6,3%, en Kutsogiannis & Davidoff 2001; 3,1% en Caress & Steinemann 2004). En Canadá, las encuestas dieron una proporción del 2-3% (Park & Nudson 2007).

Estas cifras cobran mayor significancia al hacer la comparación con otros graves problemas de salud con gran incidencia. Por ejemplo, en Canadá Marshall et al. (2011) a partir de los datos oficiales ofrecían la siguiente comparativa: en el cáncer (considerando todos los tipos) la prevalencia alcanza el 2,6% (bastante por debajo de la de SQM); en la diabetes tipo 2: 3-4%; enfermedades del corazón: 4,6-5,4%; artritis/reumatoides: 16%. Podréis haceros una idea más completa del impacto social de la SQM consultando la siguiente tabla.

 

Tabla 1. Prevalencia de SQM en Canadá por edad y género (Marshall et al. 2011). La primera columna indica la prevalencia en % de la SQM considerando toda la población, la segunda la prevalencia dentro del género masculino y la tercera dentro del género femenino.

En Australia, una encuesta a 1098 personas entre 18 y 65 años reveló un 6,5% de participantes diagnosticados de SQM, un 18,9% que informaron de sensibilidad química (inusualmente sensibles a los químicos cotidianos) y un 19,9% en cualquiera de las dos opciones o las dos (Steinemann 2018). En este trabajo la estima de afectados en Australia era de ¡¡1 millón por SQM y otros 2 millones con sensibilidad a los químicos!!

Steinemann (2018) también describió que el 74,6% de los diagnosticados de SQM también lo habían sido de asma o una condición similar, y el 91,5% tenían sensibilidad a las fragancias, informando que les desencadenaban síntomas cómo las migrañas. De las fragancias os hablé en el post del 6 de enero de 2020 (Que bien huelen las colonias y el perfume). Al mirar los ingredientes de suavizantes, desodorantes, geles de baño, colonias, etc. veréis que figura la palabra “fragancia”. Las administraciones públicas permiten que tras esa palabra se escondan infinidad de ingredientes que el consumidor no puede conocer con la excusa del secreto comercial. Entre los ingredientes, podemos hallar comúnmente derivados del petróleo, sustancias con una capacidad de ser nocivas para la salud. Queda entonces el derecho del consumidor a informarse sobre sustancias que pueden afectar a su salud y elegir libremente, lesionado y vulnerado.

Añadamos la ofensiva machacona de anuncios de estos productos con que se nos impregna e imponen culturalmente.

Democracia y estado de derecho le llaman.

Steinemann (2018) añade que el 77,5% de los encuestados con un diagnóstico de SQM fueron prevenidos de acceder a lugares con productos con fragancias…el lector atento e inteligente sabrá ver la diferencia abismal entre lo que le aconsejan a un enfermo de SQM en Catalunya (Hospital Clínic) y lo que hacen en Australia, un país con cocodrilos en el mar y canguros por doquier, pero más occidental  y avanzado.

Diferentes investigadores hicieron encuestas a personas elegidas al azar en unos cuantos estados de Estados Unidos. Les preguntaron si eran extraordinaria o especialmente sensibles a los productos químicos cotidianos (de limpieza, higiene corporal, etc.) y se sentían enfermos con la exposición a bajo nivel. En California y Nuevo México, el 16% respondió que sí (Kreutzer et al. 1999); en Carolina del Norte, el 33% de la población, y en Arizona el 33% de los estudiantes (Meggs et al. 1996). Caress & Steinemann (2004) en Atlanta encontraron que el 12,6% de los encuestados eran inusualmente sensibles a los productos químicos.

Os propongo un ejercicio, haceros estas preguntas:

¿Os molesta el olor a laca para el cabello? ¿A colonia, ambientadores, suavizantes o detergentes de la ropa? ¿Incienso? ¿Gasolina/gasoil? ¿Geles de baño? ¿Desodorantes?

Durante y después de la exposición a estos productos ¿Os mareáis? ¿Tenéis dolor de cabeza? ¿Os pican o escuecen los ojos? ¿Estornudáis repetidamente? ¿Os pica todo el cuerpo después de ducharos? ¿Vías respiratorias resecas y con sibilancias? ¿Os encontráis más lentos mentalmente y cansados? ¿Aturdidos y con problemas de concentración y memoria? Etc., etc.

La Encuesta Nacional del Trabajo y la Salud de las Enfermeras en Canadá encontró que el 3,6% de 18.676 enfermeras, mayormente mujeres, experimentaban sensibilidades a los químicos (Marshall et al. 2011). La proporción variaba según la clase de dada, incrementándose a mayor edad. La gente no se imagina que grado de exposición a productos químicos tienen las enfermeras. Hay multitud de sustancias de esterilización en su día a día, en función del puesto de trabajo.

Todos estos datos, no obstante, no son representativos de la realidad, son el pico del iceberg. Los diagnosticados de SQM son personas que han llegado a un nivel grave de la enfermedad, y esto provocó su peregrinaje por los servicios sanitarios hasta que fueron atendidos correctamente por alguien que supo y quiso darles un diagnóstico correcto. Adicionalmente, cabe considerar que existirá una buena fracción de la población con un grado suave de SQM que no habrá acudido a la sanidad, o que debido a su cuadro menos notorio no habrá sido diagnosticada, o ni siquiera ellos habrán sabido relacionar sus síntomas y problemas de salud con la exposición a las sustancias químicas artificiales. Por otro lado, en Canadá y otros países más avanzados que el nuestro, los profesionales también están mal formados en cuanto al diagnóstico de la SQM.

Estamos, pues, ante un problema grave con un impacto en la salud global de grandes dimensiones que se entierra siempre ante la opinión pública y se menoscaba en el mundo científico. De todos modos, es singular comparar las cifras que os he dado con las diminutas que dan algunos autores para la SQM en España: 0,02%-0,04% (Nogué et al. 2011) Y ¿Por qué tendría que creer a los autores españoles si los estadounidenses, canadienses y australianos obtienen resultados parecidos entre sí y tan estratosféricamente alejados de los de aquí? Pues eso, que extrapolando las cifras del estudio australiano (Steinemann 2018), teniendo en cuenta que allá son casi 25 millones de personas y aquí casi 47, en España tendríamos unos ¡¡1,9 millones de personas con SQM y unos 3,7 millones más con sensibilidad a los químicos!!

Aunque eso no puede ser porqué en España todo está siempre mejor, siempre estamos mejor, de lo bueno, bueno, lo mejor, y cuanto peor…¡¡MEJOR!! 

Hasta los 80s estuvo el dictador Hoxha contándoles a los albaneses en todos los medios periodísticos y divulgativos que Albania era el país donde mejor se vivía del mundo y que todos le tenían envidia…por eso comprar una bici normalita allí era un lujo. 

Hoy en día no hace falta tener una dictadura al uso. Con una democracia bien orquestada se consiguen resultados parecidos ¿Será eso de la inmunidad de rebaño del COVID que hablan ahora los periodistas y cargos políticos (además de médicos) por la tele? 

Cambiaron lo de la inmunidad de grupo por la de rebaño (Beeee…beeee).

Ya no se cortan en nada. Si, total, nos lo zampamos todo sin rechistar.

En cuanto a los impactos en la vida laboral de la SQM, diferentes trabajos describen un fuerte efecto. Steinemann (2018) lo sitúa en un 52,1% de días de trabajo perdidos o directamente la pérdida del trabajo en el último año por culpa de la exposición a las fragancias en el puesto de trabajo; el 55,4% describieron un efecto incapacitante de su enfermedad.

El efecto sobre la vida social es igualmente devastador puesto que nuestra mal llamada civilización se caracteriza por llenar cualquier lugar cerrado o abierto, sea público o privado, o cualquier producto de consumo, de tóxicos derivados del petróleo. Gracias a ello, un enfermo de grado severo está condenado a la marginación y el aislamiento social hasta el fin de sus días. A modo de ejemplo, por citar alguno de los trabajos que recogen evidencias de la grave limitación que sufren las personas hipersensibles a los productos químicos, Caress & Steinemann (2004) encontraron que el 61,7% las personas afectadas tuvieron que tomar precauciones en casa, el 29,9% tenía dificultades para ir de compras, y el 13,5% habían perdido empleos por ello.

La suma de indicios sirve, pese a que haya quién no lo quiera ver así. En la tabla 2 se aprecia un conjunto de datos abrumador de la frecuencia de aparición de enfermedades físicas en enfermos de SQM. Sin duda, habrá colaboracionistas de la industria que se aventuren a argumentar una explicación psicológica.

 

TABLA 2. Frecuencia de la comorbilidad en SQM en comparación con la prevalencia de cada patología en la población total de Canadá (Marshall et al. 2011). La primera columna indica la prevalencia de cada patología en % entre los enfermos de SQM y la segunda considerando toda la población.

En Atlanta (Estados Unidos) Caress & Steinemann (2004) describieron que el 30,2% de los encuestados que describían hipersensibilidad a los productos químicos también sufrían asma.

Voy a parar aquí porqué de lo contrario me alargaré demasiado. Sin embargo, en la bibliografía técnica están disponibles otros trabajos que, en conjunto, sustentan la hipótesis del origen orgánico. Un escéptico, interesado o no, tendría que sentir vergüenza antes de soltar sandeces sobre la SQM.

El conocimiento empírico y la terapia cognitivo-conductual

La hipótesis de que la terapia cognitivo-conductual es válida en SQM se fundamenta en unos poquísimos estudios publicados en revistas científicas. Esos estudios se basan en una muestra irrisoria (8-10 pacientes por ejemplo), sin pruebas objetivas que midan el cambio en parámetros físico-químicos para demostrar si la terapia fue efectiva. La valoración de esos estudios se hace mediante métodos subjetivos y no se erradican los problemas del paciente en ningún caso. Si fuera cierto que el problema es de percepción del paciente y la terapia funciona, el problema con el contacto con químicos debiera solucionarse casi al completo y, sin embargo, persiste y el enfermo empeora. Además, sobre estos trabajos más que criticables, cabe añadir que:

  • No se hace un seguimiento a larga distancia ni se aplican los métodos en esta escala...
  • No existe ningún estudio que demuestre de forma concluyente que es válida esta terapia y menos la de exposición.

En ciencia, y en la vida misma, el pragmatismo es básico. Cuando la ciencia no ha llegado a explicar con certeza un fenómeno, su causa, hay lagunas y no se posee una certeza, lo normal es que se aplique la cautela y el conocimiento empírico.

El conocimiento empírico es la experiencia que adquirimos sobre una materia. El más experto en SQM hoy por hoy es el enfermo, el que más conoce acerca de sus síntomas, de su evolución. Gibson et al. (2003) registraron que los enfermos de SQM calificaban con puntuaciones bajas los medicamentos recetados y otras intervenciones de mayor riesgo y, por el contrario, evaluaban como efectivo crear un ambiente saludable en casa, libre de tóxicos. Lo malo es que eso costaba un pastizal…y a las instituciones públicas no sienten inclinación por pagar lo saludable.

La experiencia mayoritaria de los enfermos de SQM en cualquier país es la misma: mejoran evitando los tóxicos y empeoran exponiéndose. 

UN VERDADERO PELIGRO PARA LA INDUSTRIA.

Así que tenemos una legión de personajes que, basándose en la paja, se dedican a recomendar la terapia cognitivo-conductual y a negar el origen físico, el daño producido por estos productos a los enfermos de SQM. Todo ello sin conocer a ciencia cierta el mecanismo que origina la enfermedad, a ciegas.

Cuando no se sabe: PRIMUM NON PROCERE

Y si no se puede curar, al menos hay que esmerarse en cuidar. 

Las personas no son cosas que una vez no funcionan se lanzan a la basura con cualquier excusa.

 

La terapia del duelo por la pérdida

Dice la teoría de la psiquiatra Kübler-Ross que cualquier pérdida pasa por 5 fases:

  • Negación
  • Ira
  • Negociación
  • Depresión
  • Aceptación

Los enfermos de SQM y/o cualquier otro de los Síndromes  de la Sensibilización Central (SSC) tuvieron que recorrerlas, aceptar sus graves problemas de salud y limitaciones. No es un camino de rosas, cuesta algunos años aceptar todo lo que significa sufrir SSC y no es posible superar algo así que está presente cada día de tú vida de una forma tan impredecible, visceral y dispar. Es durísimo. En función de la fortaleza emocional, el apoyo y la ayuda del entorno, y la severidad de la enfermedad, esas personas tal vez pasaron de la negociación a la aceptación, evitando la depresión. No se puede esperar absolutamente nada de un sistema sanitario público y una seguridad social que se dedican a ausentarse o a actuar cómo verdugos con los enfermos de SSC.

Lo peor es que esas etapas no acaban ahí, sino que se van sucediendo en la vida del enfermo porqué su estado degenera y surgen nuevos problemas físicos a los que se deben adaptar, TODO SIN AYUDA PÚBLICA.

Los negacionistas, sin embargo, después de décadas, siguen anclados divagando entre la primera y la segunda fase cómo el desdichado pez de la pecera que choca una y otra vez con el cristal haciendo burbujas con la boca. Tal vez, habrá quién lo quiera ver como síntoma de progreso, inteligencia y sabiduría. Quizá si nuestros antepasados en la filogenia se hubieran quedado comiendo bananas en las alturas, habrían estado menos expuestos a riesgos.

Tengo claro quién cotiza más en calidad humana.

¿Cuántos años tendrán que trascurrir hasta que en el Hospital Clínic y todos los demás centros sanitarios públicos traten y cuiden a los enfermos de SQM con dignidad y criterio científico?

 

Bibliografía

Caress SM, Steinemann AC. 2004. Prevalence of multiple chemical sensitivities: a population-based study in the southeastern United States. Am J Public Health, 94.

Gibson PR, Elms AN, Ruding LA. 2003. Perceived treatment efficacy for conventional and alternative therapies reported by persons with multiple chemical sensitivity. Environ Health Perspect, 111.

Kreutzer R, Neutra RR, Lashuay N. 1999. Prevalence of people reporting sensitivities to chemicals in a populationbased survey. Am J Epidemiol, 150.

Kutsogiannis DJ, Davidoff AL. 2001. A multiple center study of multiple chemical sensitivity syndrome, Arch Environ Health, 56(3).

Marshall L, Bested A, Molot J, Kerr K, Bray RI. 2011. Environmental Sensitivities-Multiple Chemical Sensitivities Status Report (Advances in Knowledge, and Current Services Gaps). Environmental Healp Clinics; Women’s College Hospital, Toronto.

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Steinemann A. 2018. Prevalence and effects of multiple chemical sensitivities in Australia. Preventive Medecine Reports, 10.

viernes, 1 de enero de 2021

Hospital Clínic (la lista del Doctor X (III))

 

La SQM no es solo cuestión de narices.


Pesticidas, contaminantes atmosféricos, perfumes, plásticos, etc

Bell (1992) hace otras apreciaciones interesantes respecto a los problemas psicológicos y mentales, y su relación con los productos químicos artificiales:

Los investigadores psiquiátricos ya habían planteado la posibilidad de que la presencia de depresión mayor en ciertos pacientes indique una vulnerabilidad neuroquímica incrustada a ciertos químicos ambientales como los pesticidas organofosforados (Rosenthal & Cameron, 1991). Estos últimos agentes elevan los niveles de acetilcolina en el cerebro, un efecto que puede inducir depresión en personas susceptibles (Dilsaver, 1986).

Las personas propensas a la ansiedad también pueden tener defectos neuroquímicos inherentes que las hacen particularmente susceptibles a ciertas sustancias químicas ambientales. Por ejemplo, los medicamentos y ciertos pesticidas como el lindano que pueden antagonizar los receptores del neurotransmisor inhibidor ácido gamma-aminobutírico (GABA) tienen propiedades ansiogénicas aparentes en animales y humanos (Llorens et al., 1990), opuestas a las de los medicamentos contra la ansiedad como las benzodiazepinas. Dager et al. (1987) han planteado la hipótesis de que la exposición ocupacional a solventes podría inducir un trastorno de pánico, posiblemente activando un proceso de encendido en el sistema límbico.

Bell (1992) refiere un trabajo de los 70s que vincula alteraciones del comportamiento a contaminantes. Bokina et al. (1976) informaron de un modelo de conejo de intolerancia a contaminantes ambientales a dosis bajas y que bajas concentraciones de contaminantes combinadas con una carga funcional (luz intermitente rítmica) desencadenaban una actividad paroxística anormal en el bulbo olfatorio y la amígdala corticomedical después de una exposición inicial a altas concentraciones de los mismos contaminantes. Además, Bokina et al. (1976) hallaron alteraciones en los potenciales evocados visuales durante la exposición crónica a bajas concentraciones de formaldehído y ozono. Los potenciales evocados son pruebas en las que se somete a pacientes, y también a animales de laboratorio, a una serie de estímulos y se registra la respuesta cerebral desencadenada.

Fijémonos, pues, que la acción de los contaminantes atmosféricos en la conducta ya se investigaba en los años 70s con datos preocupantes sobre sus efectos y los plausibles mecanismos de acción, lo que llevó en parte a postular las hipótesis que relacionaban esta huella planetaria de los humanos con la SQM. Las investigaciones continuaron durante los 80s y los 90s, y algunas de ellas son recogidas por Bell (1992) en los siguientes párrafos.

Lorig y sus colegas (Lorig y Schwartz, 1988; Lorig et al., 1988; Lorig, 1989; Lorig et al., 1990; Lorig et al., 1991) realizaron una serie de estudios sobre los efectos de los olores de baja concentración sobre las respuestas electroencefalográficas, el estado de ánimo y la actividad cognitiva en sujetos humanos normales (Lorig et al., 1990; 1991). Sus hallazgos sugerían que los olores químicos por debajo del umbral olfativo (es decir, que son conscientemente indetectables) producen, no obstante, distintas respuestas electroencefalográficas, empeoramiento del estado de ánimo y peor rendimiento en una tarea de búsqueda visual (Lorig et al., 1991).

Lorig et al. (1991) también examinaron los potenciales evocados durante una prueba común de atención auditiva y observaron un aumento de la amplitud de la onda P200 de la línea media incluso a una baja concentración no detectada de un componente de perfume común (galaxólido). Los hallazgos del P200 indicaron que incluso los productos químicos no detectados en el aire pueden tener una influencia disruptiva en los procesos de atención. Además, en otra investigación, informaron que la actividad de la frecuencia alfa del EEG en el hemisferio izquierdo era menor y la actividad beta del EEG mostró una mayor diversidad espacial entre las regiones posterior y anterior durante la respiración nasal que durante la respiración bucal del aire de la habitación interior sin filtrar (Lorig et al., 1988). Llegaron a la conclusión de que los olores no detectados en el aire interior inhalado a través de la nariz ejercen un efecto distinto sobre la función cerebral fuera de la conciencia o los cambios debidos a la percepción sensorial (Lorig et al., 1988). Por lo tanto, a pesar de la ubicación subcortical del sistema olfativo, sus amplias conexiones con el prosencéfalo proporcionan el sustrato neuroanatómico y neurofisiológico para los efectos generales de los niveles bajos de sustancias químicas ambientales en el EEG y los comportamientos regulados por el sistema límbico.

Bokina et al. (1976) además observaron cambios en los parámetros de la respuesta primaria y secundaria de los potenciales evocados visuales que eran indicativos de los procesos inhibitorios corticales. Los procesos inhibitorios son algo así como el control que se tiene para evitar los actos automáticos y tener un comportamiento derivado de la atención (concentración) y el razonamiento. Describieron que en experimentos humanos la inhalación reiterada de concentraciones subsensoriales (no detectables por nuestros sentidos) de disulfuro de carbono perturbó la ejecución de movimientos de fina coordinación (escritura, ejercicios aritméticos).

En definitiva, los efectos negativos de los contaminantes sobre el cerebro, el sistema nervioso, etc., es un aspecto estudiado clásicamente a lo largo de la historia y la bibliografía técnica que lo prueba, abunda. Tienen la capacidad de hacernos más tontos, más torpes, más débiles, más primitivos…¿Ayuda todo ello a que consumamos más y/o demos menos problemas? Apuesto a que sí.

Daos cuenta de que la revisión de Bell (1992) es un trabajo incluido en la lista del Doctor X y en él se desgrana un conjunto de experiencias y evidencias científicas, y de argumentaciones, publicadas en revistas indexadas, que dan consistencia a la hipótesis del origen orgánico de la SQM. Lejos de contemplar la duda razonable, el Doctor X y el Hospital Clínic se decantan firmemente por las hipótesis psicogénicas, y no tienen ningún complejo al plasmarlo en documentos oficiales, sea en recomendaciones o en un informe diagnóstico, y tampoco rectifican su actitud cuando se hace una crítica fundamentada en la literatura técnica.

Ante la duda objetiva del mal que se puede provocar al enfermo, tenemos que hacer un acto de fe ciega y creer en ellos a pie juntillas. 

Eso no es ciencia, es otra cosa.

Elberling et al. (2007) llevaron a cabo un experimento de exposición a perfume comparando un grupo de pacientes con asma y alergia al contacto con estas sustancias y otro grupo sin este problema. Los resultados indicaban un aumento de liberación de la histamina de los basófilos cómo respuesta a la exposición en el grupo de pacientes con asma y alergia.

La histamina es uno de los parámetros alterados entre enfermos de Síndromes de Sensibilización Central (SSC). Desde un tiempo hasta ahora los valores de histamina por encima de lo normal han servido para que saliera ese artefacto pseudocientífico del Déficit de DAO (Diaminoxidasa) como pretendida explicación a toda la sintomatología y cuadro de patologías del enfermo. Pacientes diagnosticados de Déficit de DAO perdieron el tiempo, la salud y el dinero por ello (suplementos de laboratorio, etc.), y después de sufrir y empeorar durante años resultó ser que eran enfermos de SSC. La histamina era un parámetro alterado más de todo el cuadro global de su enfermedad sistémica.

El conjunto de evidencias que fortalecen la hipótesis del origen orgánico es extensible al ADN. En diversos estudios se encontró que los enfermos de SQM diferían más de un 1% en la secuencia genética del ADN (polimorfismo genético) respecto a las personas que no lo sufren (La Du et al. 2001; McKeown-Eyssen et al. 2004; Furlong et al. 2005; Schnakenberg et al. 2007; Muller & Schnakenberg 2008). A escala metabólica, De Luca et al. (2019) evidenciaron una diferencia entre los enfermos de SQM y el resto de la población (inhibición de la expresión/actividad de enzimas metabolizantes y antioxidantes).

Actualmente, está aceptado por la comunidad científica que la respuesta monotónica no es válida para todas las sustancias y que buena parte de ellas a niveles extremadamente bajos son capaces de producir un efecto negativo en el sistema inmune y endocrino. Con anterioridad, en los posts agrupados en Los disruptores hormonales, traté sobre la epigenética y toda esta cuestión. Es de sobras aceptado por la ciencia que ciertas enfermedades no se manifiestan si no interviene un elemento concreto que determina la expresión del gen involucrado. Es decir, sin ese digamos estimulante de la expresión del gen posiblemente la enfermedad no se desarrollaría, y la eliminación de ese desencadenante podría hacer disminuir el problema de salud (Genuis 2008). En cuanto a ello, la ciencia ha reflejado suficientemente el peso de las sustancias químicas artificiales cómo agentes desencadenantes.

A lo largo de las últimas décadas se ha intensificado exponencialmente la preocupación y la alarma por el impacto del plástico en los ecosistemas, en la biodiversidad y en la especie humana. Tenemos al plástico en el agua que bebemos, en el mar, en lo que comemos y ya forma parte de nuestro cuerpo. Nos caracterizamos por invadir el mundo de plástico, un derivado del petróleo, en una línea ascendente, y el mundo nos lo devuelve. Los científicos denominan a nuestra época cómo el Plásticoceno y seguimos igual, nos gusta.

El plástico se disgrega en micropartículas y nanopartículas, fragmentos tan diminutos que tienen la capacidad de traspasar las membranas celulares y alojarse dentro. Pese a las grandes dificultades técnicas que comporta el estudio de las nanopartículas de plástico, la ciencia experimental ha logrado avanzar tanto como para probar diversos efectos negativos en los organismos vivos (p. ej. Brandts et al. 2018):

  • Daños en el ADN
  • Estrés oxidativo
  • Pueden aumentar la toxicidad de otros contaminantes

Los microplásticos en los humanos pueden producir citotoxicidad, hipersensibilidad, respuestas inmunes no deseadas, respuestas agudas cómo la hemólisis (Hwan et al. 2019). Si os apetece profundizar, hay revisiones recientes sobre sus efectos en nuestra salud (Campanale et al. 2020, Teles et al. 2020). Teles et al. (2020) nos explican que las nanopartículas de plástico pueden producir alteraciones en la absorción de nutrientes, reacciones inflamatorias en el revestimiento intestinal, cambios en la composición y funcionalidad del microbioma intestinal, efectos en el metabolismo y la capacidad de producción de energía del cuerpo y alteraciones en las respuestas del sistema inmune. La exposición a largo plazo y la acumulación transgeneracional podría provocar cambios en el genoma, hecho testado en experimentos con animales (Teles et al. 2020). A través de este enlace es consultable una reseña más extensa:

https://www.uab.cat/web/sala-de-prensa/detalle-noticia/los-nanoplasticos-alteran-el-microbioma-intestinal-y-pueden-afectar-la-salud-de-los-organismos-acuaticos-y-la-salud-humana-1345667994339.html?noticiaid=1345831651780

El párrafo anterior alumbra a unos de los culpables de muchos de los graves problemas de salud emergentes. Un enfermo de SSC se verá reflejado en él. Mientras tanto, el negacionismo seguirá anclado en su posición anacrónica, rancia y casposa, buscando estrategias con las que desviar la atención de la fuente de los problemas.

Siglos atrás sufrimos a la Santa Inquisición.

Actualmente, el oscurantismo no se escuda en la cruz sino en la ciencia afín a la industria.

¿Será eso de la colaboración público-privada?

Mucho de lo que se conoce del daño de los contaminantes en nuestra salud proviene de la experimentación con animales y in vitro en laboratorio, mediante la exposición controlada y medida, y aplicando avances tecnológicos que, por supuesto, para la asistencia sanitaria pública son sencillamente ciencia ficción. Es una obviedad, pero merece la pena comentar que el estudio profundo de los efectos de los contaminantes entendido cómo causa-efecto no se puede practicar en humanos, por limitaciones éticas (¿O vamos a exponer a personas en un laboratorio a cargas peligrosas de tóxicos para ver cómo reaccionan?). La industria y sus secuaces acostumbran a escudarse tras la falta de evidencias que demuestren el efecto negativo en humanos. Evidentemente, los mecanismos celulares de un pez (u otros vertebrados) y los humanos difieren muy poquito en muchos sentidos ¿No lo saben? Si que son ignorantes.

Luego es conveniente resaltar la tremenda limitación técnica que implica estudiar a una escala tan minúscula el efecto en células humanas o en animales de contaminantes de una forma profunda a corto, medio y largo plazo. Añadamos el efecto cruzado de diversas sustancias, la escalada de entrada en el mercado de nuevos tóxicos, y en formatos nuevos (nanotecnología, etc.). Todo ello representa un desafío tecnológico más allá de lo posible hoy en día.

El mal va más rápido que el bien y alcanza cualquier rincón.

Seguimos sufriendo personajes que niegan el origen orgánico de enfermedades que, por todas sus manifestaciones, su incidencia y las evidencias conocidas, son altamente sospechosas de haber sido provocadas por los contaminantes. Y lo hacen sin arremangarse, sin utilizar medios tecnológicos adecuados, sin tener ni pajolera idea de la sustancia que tocan, con una argumentación que es un insulto a la inteligencia.

Somos cada vez más los que sabemos que vamos muy mal y eso tendría que bastar. La realidad nos dice, sin embargo, que el año 2010 la demanda de plástico de la Unión Europea se estimó en 46,4 millones de toneladas, repartidos en dos tipos: los usados para la alimentación y los artículos de consumo, y los empleados en la construcción (PlasticsEurope 2013). La consecuencia de nuestro modelo de sociedad se traduce en que el mismo año entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico fueron a parar al océano (Jambeck et al. 2015).

Grob et al. (2006) consideraron que la mayor fuente de exposición de las personas a los contaminantes asociados con los plásticos (aditivos, etc.) es el plástico del envasado de los alimentos (botellas, bandejas, etc.). Y sólo una pequeña parte de los miles de sustancias que pueden presentarse en estos productos han sido objeto de pruebas exhaustivas en cuanto al potencial de alterar la salud humana (Claudio 2012).

Piensa en todo ello cuando vayas a comprar, se un consumidor y ciudadano inteligente.

Ganan millones y millones de euros poniendo en riesgo tú salud, la de tus hijos y el medio ambiente.

 

Bibliografía

Bell IR. 1992. Neuropsychiatric and biopsychosocial mechanisms in multiple chemical sensitivity: an oflactory-limbic system model. In: Multiple Chemical Sensitivities, National Academy Press, Washington DC.

Bokina, A.I., N.D. Eksler, A.D. Semenenko, and R.V. Merkur'yeva. 1976. Investigation of the mechanism of action of atmospheric pollutants on the central nervous system an comparative evaluation of methods of studyEnviron. Health Perspectives, 13.

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Campanale, C., Massarelli C., Savino I., Locaputo V., Uricchio VF. 2020. A Detailed Review Study on Potential Effects of Microplastics and Additives of Concern on Human Health. Int. J. Environ. Res. Public Health, 17.

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Dilsaver, SC. 1985. Cholinergic theory of depressionBrain Res. Rev., 11.

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Teles, M.; Balasch, J.C.; Oliveira, M.; Sardans, J.; Peñuelas, J. 2020. Insights on nanoplastics effects on human Health. Science Bulletin.