Ayer veía impertérrito las noticias sobre la explosión e incendio en la
petroquímica de La Canonja (Tarragona) en TV3. Escuchaba las declaraciones de
diferentes cargos políticos y otros personajes asegurando que el humo del óxido
de etileno no era tóxico mientras de fondo destacaban las imágenes de las llamaradas
y la gran columna de humo. En conjunto, las imágenes, los políticos y las declaraciones
en el mismo plano daban risa y pena a la vez, se asemejaba a una tragicomedia
de las malas y guardaban un paralelismo inquietante con aquel baño de Manuel
Fraga en la “supuesta” playa de Palomares.
La próxima vez intentad
poner desde TV3 otro escenario detrás (un campo de amapolas o un cielo azul) porqué
así no cuela.
Eso sí, ayer ya nos anunciaban que el ministro Ábalos anulaba el trayecto
en tren entre Valencia y Barcelona previsto para hoy. Para el resto de los
ciudadanos no había peligro. Me pongo en la piel de los periodistas aguantando
el tipo y los compadezco. Imagino que las heridas en la lengua después de esos
momentos deben de ser difíciles de curar.
Esta mañana miraba el telediario de Televisión Española (TVE), esperando algún
cambio en la información sobre este suceso. Pues no ha sido así, el cuento
sobre la toxicidad era más o menos el mismo.
A este guiso informativo añadían desde TVE que los daños producidos en el
edificio del barrio de Torreforta con el resultado de un vecino muerto, fueron
causados por la onda explosiva del accidente, cuando realmente los daños y la
muerte los produjo una gran chapa de hierro que viajó despedida desde la
petroquímica hasta ese lugar a raíz de la explosión, un viaje de varios
kilómetros.
Pinocho tiene muchos fans en
los paisajes ibéricos.
Suelo mirar diferentes medios para una misma noticia, con la intención de
sacar una idea más aproximada de la realidad. Metido en estas lides, he ido
consultando periódicos y vamos mal, muy mal en objetividad. Abunda un único
mensaje, sin aristas, sin contrapuntos (no pasa nada, no es tóxico, que los
ciudadanos estén tranquilos, etc.).
Por suerte, cuando mi nivel de cabreo iba aumentando, he visto la noticia de
hoy en El Punt Avui:
Queixes del territori i dels
sindicats pel pla d’emergència, que veuen “una presa de pel”
Hasta he suspirado de alivio. No está todo perdido, la verdad cuenta
todavía con pequeños escenarios periodísticos donde pasearse. La pena más
profunda me la dan los medios públicos de gran alcance, los que pagamos entre
todos. Más bien, sería ascopena, ese
término acuñado en el libro Payasos en
la lavadora de Álex de la Iglesia.
A pesar de todo, ahora voy
entendiendo mejor por qué el IBEX apenas ha bajado las últimas semanas.
Malas noticias para los
pobres y buenas para los ricos: todo seguirá atado y bien atado.
La verdad
sobre el óxido de etileno
No soy un experto en toxicidad, no es mí campo. Así que he hecho una
búsqueda rápida sobre la toxicidad del óxido de etileno en el Google. Enseguida me ha aparecido la
página del Centro Canadiense de
Seguridad y Salud Ocupacional (CCSSO) un contenido que ilustra en detalle
los peligros para la salud del óxido de etileno. A través de este enlace
llegaréis a la información:
Para cerciorarme del grado de mentira propagado por
algunos medios de información y los políticos, busqué específicamente también
en el Google sobre la toxicidad del
óxido de etileno durante episodios de incendio. Sin esforzarme me apareció una
guía publicada por la Diputación de Sevilla “Efectos nocivos del humo de la combustión sobre la salud y el medio
ambiente”. La guía es de descarga y consulta gratuita mediante este enlace:
Yendo directamente a la página 18 de la guía comprobaréis las “bondades” de
ese químico cuando combustiona.
A partir de aquí pienso “si he podido corroborar que los políticos mienten
descaradamente con un esfuerzo mínimo de búsqueda en el Google, como es que muchos periodistas no contrastan la información
y nos sirven solamente la versión oficial, sin ningún tipo de discrepancia.”
Será en aras de la libertad
de expresión y la democracia.
El
Parlament de Catalunya
Iré haciendo recordatorios del incendio de la empresa que causó el desastre ecológico de la parte del río Besós protegida a escala europea como Red Natura 2000. La ocasión es más que apropiada y he añadido unas imágenes de ese desastre, de uno de los muchos peces que murieron y un ejemplo de como quedó el lecho fluvial.
Después de esta sucesión de graves accidentes en empresas de las últimas semanas, el de Montornés del Vallés y ahora el de La Canonja, cabría esperar en un país normal,
avanzado y demócrata varias reacciones:
- Dimisión de responsables, entre otros motivos, por mentir con un tema con implicaciones graves sobre la salud de los ciudadanos. Y también por no poner en marcha todas las medidas necesarias (alarmas sonoras por ejemplo) para avisar del confinamiento a los ciudadanos situados en el radio de acción de la explosión e incendio.
- Repercusión en el Parlament. Estos accidentes, el de Montornés y el de La Canonja, tienen que ser sacados en el Parlament. De hecho, lo más apropiado sería que se montara una comisión sobre todos los aspectos que envuelven estos sucesos (el control de las empresas y las medidas para hacer que cumplan, el plan de emergencia exterior del sector químico de Catalunya (PLASEQCAT), etc.).
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