domingo, 26 de marzo de 2023

INTERNET RURAL DEL SIGLO XXI

 

Vivir en paisajes cómo este es demasiado tentador.

Los jóvenes se van a la ciudad, la gente mayor muere, los pueblos se vacían y es el fin de todo. Han llenado programas informativos sobre la temática, mostrándonos casos de personas de ciudad que se mudan a pedanías y pequeños pueblos perdidos, cómo si con esas cuatro excepciones el problema estuviera solucionado.

 

Es cierto que, con la pandemia, experimentamos un pequeño boom de gente que cambió de residencia, pero no fue más que una gota en el océano y muchos recogieron cable una vez se superó aquel período en el que vivir en sociedad llegó a ser sumamente peligroso, y mucho más molesto de lo normal.

 

Las razones del por qué el entorno rural se vacía son diversas. Vivir en un pueblo suena a bucólico y conlleva pros incuestionables: tranquilidad, salud ambiental, armonía en el entorno y belleza natural, libertad, silencio, etc. Sin embargo, los inconvenientes con frecuencia impiden que sea viable habitar determinados ambientes rurales.

 

Los inconvenientes

Por supuesto, cabe tener claro que no dispondremos de cualquier producto a la vuelta de la esquina. Así, con frecuencia, comprar una bombilla o acudir a una farmacia significará hacer 40 minutos de coche por una carretera de montaña. Es un inconveniente de importancia secundaria al tener en cuenta el global de cosas positivas. Evidentemente, el yonqui de los centros comerciales se cortaría las venas viviendo en una pedanía.

 

Entre el inconveniente más preocupante tal vez figure que bastantes pueblecitos se sitúen a 45-60 minutos o más del hospital más cercano. En muchos pueblos te puedes dar con un canto en los dientes si el médico o doctor acude uno o dos días por semana.

 

Luego está el gran escollo del trabajo, tremendamente escaso en medios rurales y limitado a unos pocos sectores: agroganadero, turístico y poco más.

 

Sobre esto de ganarse la vida, cabe decir que no paran de publicitar que hoy en día, con internet, es factible trabajar desde cualquier lugar, lo cual es un buen reclamo para atraer a la gente que trabaja on-line totalmente, o en gran medida. Lamentablemente, no es así y te explicaré el por qué.

 

Imagínate que encuentras una casita encantadora, barata, con campitos alrededor, aislada y a corta distancia del pueblo y, además, ves un cable telefónico y, por lo tanto, deduces que la conexión a ADSL está asegurada. Pensarás que has triunfado. Pues depende. Si la centralita de la compañía telefónica está a dos kilómetros de distancia tú ADSL no chutará nada de nada. Aún estando dentro del núcleo urbano de un pueblecito perdido, pegado a la centralita, es posible que tú ADSL contratado con una de las grandes compañías alcance de subida la increíble velocidad vertiginosa de 0,5-3 megas y de bajada 7 ¿Sabes que es eso? Ver cómo un video de 60 segundos por WeTransfer tarda toda una tarde en subir y, al final, cuando está al 98%, te dice que se ha cancelado…el grito agónico resultante viajará entre los ecos de la montaña hasta el día siguiente. Ni tú sabías que eras capaz de eso.

 

Los políticos nos vendieron ese término del despliegue digital en los entornos rurales diciéndonos que llevarían la fibra óptica a cualquier rincón y tal. Realmente, el despliegue anda tan acartonado, o más, que las sábanas que salen de la lavadora tras semanas de haber quedado olvidadas.

 

La colaboración público-privada respecto al despliegue digital, como en todos los ámbitos, huele a azufre y cuerno, y se reduce a mover pastizales a salto de mata. Comenzando por lo más básico, ni tan siquiera existe información pública real y veraz sobre los servicios de internet disponibles en cada municipio: tipo de internet, áreas mapeadas cubiertas con garantías por ADSL o fibra, velocidad real de subida y bajada, compañías que operan, etc.

 

Vivimos en un engendro de país en el que se carece de un esfuerzo coordinado y estandarizado en el despliegue público-privado de fibra óptica. Cada administración se monta sus propios proyectos a su bola y luego se otorga a una operadora concreta el servicio en un lugar determinado. En paralelo, cada empresa traza sus propias infraestructuras sin que luego la administración vele por el tipo y calidad de servicio que proporcionan.

 

En Catalunya vemos que florecen las operadoras minúsculas a nivel local en uno o un puñado de municipios, con un número reducido de trabajadores y de medios con los que hacer frente con garantías a las necesidades del servicio (averías, etc.) y de los clientes. Por supuesto, sin menospreciar que la atención al cliente de las empresas (también de las grandes) por averías y similares debería figurar cómo una causa más de accidente isquémico y otras patologías. Pero, cómo gozan de bipolaridad, el teléfono para contratar servicios funciona cómo la seda.

 

Al mismo tiempo, las empresas líderes de siempre se retiran del juego en los entornos rurales al carecer de un apoyo público, por ejemplo, vía convenios, en el despliegue de sus infraestructuras, y no compensándoles entonces llevar kilómetros y kilómetros de fibra óptica a un pueblecito de 200 personas a razón de una baja o nula rentabilidad económica no compatible con su afán desmesurado de ganar más. Así que megaempresas cómo Movistar no solo no invierten en instalar fibra óptica en la Catalunya rural, sino que su política es la de eliminar el cableado de cobre (ADSL) y sustituirlo por un internet de radiofrecuencia. Es decir, retrocedemos al Pleistoceno ya que es archiconocido que eso significa una latencia alta, una velocidad lenta, una conexión inestable que se pierde o falla con inclemencias meteorológicas normalitas, o cuando todos los de segunda residencia y turistas acuden en masa y colapsan una red infra dimensionada ¿Quién pierde entonces? ¿Sólo los ciudadanos rurales o todos?

 

Las cosas no se valoran en global. Cuentan que no puede haber vida si muere el cerebro y vas viendo individuos con atresia cerebral que siguen andando después de décadas, y hasta procrean. No se vislumbra o no se quiere primar sobre el beneficio colectivo del hecho de disfrutar de un servicio digno de internet por cable en todo el territorio, o al menos en gran parte de él. Las grandes empresas quieren forrarse en cualquier rincón de la geografía y no quieren aceptar la responsabilidad de proporcionar un servicio de calidad que ellas mismas han convertido en imprescindible, jugando a las puertas giratorias con los políticos. Se han negado a ser generosas con los pequeños núcleos de población renunciando a un pequeño pedazo de los ingentes beneficios que obtienen con las grandes urbes.

 

¿Perro chico o perro grande?

La clase política más que apostar por el bien colectivo, se ha fregado las manos con la de chiringuitos locales y comarcales que se pueden montar con lo del despliegue público de la fibra óptica y el otorgamiento a pequeñas empresas o similares.

 

Valga de ejemplo del despropósito el despliegue de la fibra óptica en Gósol. Se vendió mediáticamente a golpe de tambor y trompetas. El proyecto denominado “Obras de la red troncal de fibra óptica bloque Berguedà. Fase 2 (Tramo Guardiola de Berguedà-Gósol) Basado en acuerdo marco” contaba con la financiación de la Generalitat de Catalunya y costó 1.394.653,71 euros.

 

https://cido.diba.cat/contractacio/13160519/obres-de-la-xarxa-troncal-de-fibra-optica-bloc-bergueda-fase-2-tram-guardiola-de-bergueda-gosol-basat-en-acord-marc-generalitat-de-catalunya-infraestructures-de-la-generalitat-de-catalunya-sau

 

Iba a estar en marcha sobre el último tercio de 2022. Con algo de retraso, hacía finales de año, se escucharon suspiros porqué ya estaba instalada. En enero el Ayuntamiento de Gòsol informó sobre la fibra nuevamente:

 

Novedades sobre la conexión de fibra óptica (31 de enero de 2023). Publicado en el Ebando del Ayuntamiento de Gósol

 

El CTTI (Centro de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información) de la Generalitat, responsable de la instalación de fibra óptica y la empresa que tiene que llevar a cabo la comercialización de la conexión de internet y telefonía ha comunicado un nuevo plazo para el inicio de funcionamiento de la fibra óptica.

 

Como informamos anteriormente la instalación hasta el pueblo y la preinstalación a las viviendas ya hace meses que finalizó. Quedaba pendiente la certificación final y los permisos de conexión. La fecha estimada de conexión era antes de final del año pasado.

 

Nos han comunicado que no se pudo cumplir con la fecha prevista a causa de un error en les pruebas para la certificación. Un tramo de cable de la carretera no funcionaba. Los técnicos no han podido averiguar el porqué de esta avería, según dicen podría tratarse de un boicot, una negligencia o algún otro motivo desconocido.

 

Actualmente, este tramo de cable ha sido reparado y se encuentran haciendo las pruebas de nuevo. Se ha determinado finales de febrero como nuevo plazo para que la instalación entre en funcionamiento. Iremos informando de cualquier novedad.

 

Ahora bien, tras el misterio sin desvelar, estamos casi en abril ¿Ya funciona? Sigue siendo un enigma. Públicamente, nadie ha vuelto a informar. Asistimos entonces a otro triunfo de la administración pública. Se han pulido un dineral en soterrar la fibra a lo largo de decenas de kilómetros de una estrecha carretera de montaña, pero el despliegue sigue bien arrugado. No trempa, tiene una disfunción eréctil evidente.

 

Paulatinamente, clientes de Movistar en Gósol van descubriendo, de repente, sin que la compañía les informe con anticipación, cómo su internet por ADSL (por cable telefónico) deja de funcionar. Después de la llamada a averías, los operarios acuden al cabo de días y les cambian a internet por radiofrecuencia explicándoles que Movistar renuncia a mantener la señal por cable en el municipio. De hecho, por lo que se, el cambio del cable telefónico al internet por radiofrecuencia es una política general que Movistar está aplicando en las zonas rurales catalanas. Menciono Movistar por ser la que toca de lleno en este pueblecito, aunque en otros pequeños núcleos obran de forma similar otras empresas grandes y populares.

 

En realidad, la brecha digital es un tipo de centralismo más feroz en el que se margina y borra del mapa a los ciudadanos que no viven en la gran urbe, a pesar de que pagan impuestos lo mismo que los demás. Aportan y no reciben. Fijaos que, ante cualquier convocatoria o trámite, con la administración pública o con una empresa, un ciudadano rural, al no poder acceder por internet porqué su conexión se cuelga o no es lo suficientemente potente, o se va durante semanas por averías sin solventar, se ve obligado a desplazarse durante una hora o más en coche y perder tal vez toda una mañana. Pero es que, además, ha habido y hay convocatorias privadas y públicas a las cuales no se puede acceder más que por internet.

 

Consejo: los que queráis comprar una casita en un entorno rural, es mejor que os informéis bien de que servicio de internet hay y de su funcionamiento. Es más, no está mal indagar sobre cuales son los planes a media o larga distancia.


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